mercedes gallego
Corresponsal. Nueva York
Miércoles, 7 de abril 2021, 09:45
Durante casi un año fueron una incómoda estadística. El presidente Donald Trump se fue de la Casa Blanca sin un palabra para las víctimas del covid-19, de cuya muerte se le culpaba por su mala gestión de la pandemia. La víspera de su investidura ... Joe Biden llegó a Washington directamente al Lincoln Memorial, donde rindió tributo a los 400.000 muertos con un sobrio espectáculo de luces que iluminó las vidas perdidas.
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Desde entonces el país ha despertado al sentido homenaje de víctimas y trabajadores esenciales con el mismo respeto que ha tratado a los caídos en combate o a los héroes del 11-S. El gobierno de Biden irá aún más lejos la semana que viene al anunciar subsidios para financiar los funerales que se realizaron el más absoluto desamparo.
En justicia, la idea ya flotaba en la Casa Blanca de Trump durante sus últimos días, pero nunca se definieron los detalles. Se hablaba entonces de reembolsar a las familias con hasta 7.000 dólares por funeral, una cifra que el gobierno de Biden ha subido hasta los 9.000 (7.570 euros), con un máximo de 35.000 por familia (29.500 euros).
Se trata del mayor desembolso en funerales que haya hecho nunca el gobierno de EE UU, ya que a estas alturas las víctimas de la pandemia ascienden a 557.000. En comparación, el huracán Katrina dejó 1.836 muertos y los atentados del 11-S, 2.977. Incluso la Guerra de Vietnam costó diez veces menos vidas que la pandemia, que ya ha superado con creces al numero de estadounidenses fallecidos en las dos guerras mundiales y todas las del siglo pasado.
La noticia adelantada por The Washington Post ya ha generado descontento, porque es imposible satisfacer a todos. Algunos se quejan de que al ofrecerse en retrospectiva favorecerá a las familias más acaudaladas que eligieron los ataúdes más caros y funerales pomposos de 9.000 dólares, frente a los que se conformaron con una incineración de 1.500 dólares.
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Otros se quejan de que entre los requisitos está ser residente legal de EE UU, lo que dejará fuera a los inmigrantes indocumentados que han estado en el frente de guerra de restaurantes, supermercados, tareas de limpieza y otros trabajos de alto riesgo durante la pandemia. Como también los que en los primeros meses murieron en casa sin llegar a los hospitales masificados, donde a veces no se le hacía la prueba a los moribundos porque preferían utilizar los recursos para salvar a los vivos, o simplemente no se incluía el resultado en los certificados de defunción al haberse complicado con otras causas.
La congresista del Bronx Alexandria Ocasio-Cortez, líder de la izquierda, ha insistido en que la pandemia ha decimado desproporcionadamente a negros y latinos, «por lo que el absoluto mínimo que se puede hacer por sus familias es ayudarles a enterrar a sus muertos, como medida básica de dignidad humana».
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