Dos cazas SU-30SM de las fuerzas aéreas rusas sobrevuelan la zona fronteriza ucraniana durante los ejercicios que desarrollan conjuntamente con Bielorrusia. EFE

«Debemos estar preparados para lo peor»

EE UU y la OTAN desconfían de los signos de desescalada y alertan de que Rusia aún tiene en la frontera con Ucrania fuerzas para una invasión «rápida» y sin previo aviso

olatz hernández y mercedes gallego

Corresponsal Bruselas | Corresponsal. Nueva York

Miércoles, 16 de febrero 2022, 22:06

El bloque occidental no ve signos de desescalada en la frontera de Ucrania, donde Rusia mantiene, en palabras de la OTAN, «el despliegue militar más grande desde la Guerra Fría». A pesar de los movimientos de tropas de los últimos días, Estados Unidos, la Unión ... Europea y la Alianza Atlántica sostienen que Moscú cuenta con una potencia militar que sería capaz de invadir Kiev en una operación «rápida» y «sin previo aviso».

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Los pocos avances en el ámbito militar contrastan con el «optimismo» que rodea las conversaciones con el Kremlin. Los aliados siguen pensando que es posible lograr una solución diplomática a la crisis y mencionan tímidos acercamientos en la negociación. La OTAN cree que hay una disposición por parte de Moscú para alcanzar acuerdos en torno al nuevo marco de la seguridad europea y la transparencia en los movimientos y ejercicios militares.

Mientras, cientos de miles de tropas -unos 100.000, según la OTAN- con artillería, lanzamisiles y demás equipamiento militar continúan apostadas cerca de la frontera ucraniana y en Bielorrusia. Y, según la Alianza, cada vez son más. «Monitorizamos todos sus movimientos. Vemos movimiento, soldados que se marchan, pero rápidamente vienen otros que recuperan su posición», explicó este miércoles el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tras la cumbre celebrada en Bruselas y a la que acudieron los ministros de Defensa de los países aliados. «Mientras continuamos trabajando para lograr lo mejor, también debemos estar preparados para lo peor», añadió.

En la reunión, el bloque decidió el envío de más efectivos para reforzar la frontera este de Europa. La Alianza aprobó la movilización de aviones, barcos y tropas adicionales a Rumanía, Bulgaria y el Mar Negro. «También hemos acordado reforzar la preparación de las unidades de respuesta rápida», señaló Stoltenberg. Además, un nuevo grupo de esta unidad, liderado por Francia, se desplegará en los próximos días en Rumanía y Bulgaria para dar apoyo. «Nuestras intenciones son meramente defensivas», reiteró.

Con la amenaza a Ucrania tiembla toda la seguridad europea y la configuración del continente acordada tras el fin de la Guerra Fría. La intención de Rusia de mantener su influencia sobre la exrepública soviética hace temer a la OTAN que «esta situación pueda volver a ocurrir en el futuro».

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Por ello, la Alianza se plantea tomar medidas a largo plazo para seguir reforzando su presencia en Europa del este. Ya lo hizo en 2014, tras la invasión rusa de la península ucraniana de Crimea. Desde entonces, la OTAN mantiene un amplio despliegue en los países bálticos y ha triplicado sus unidades de respuesta rápida.

El mensaje a Moscú es claro: cualquier acción contra Ucrania recibirá una respuesta igual por parte del bloque occidental. «Se están violando los acuerdos internacionales y peligran los valores fundamentales como la soberanía de Ucrania», destacó el secretario general de la OTAN.

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Mientras, en la Casa Blanca están convencidos de que «una cosa es lo que dice Rusia y otra lo que hace». Así de tajante fue el secretario de Estado, Anthony Blinken, a la hora de desmentir la retirada parcial anunciada por el Kremlin y que EE UU dice no haber visto. Al contrario, sigue detectando «unidades críticas moviéndose hacia territorio ucraniano, no replegándose».

Ecos del pasado

Sus palabras eran ecos del fantasma de Irak, cuando Collin Powell decía haber visto camiones saliendo de las centrales nucleares horas antes de que llegaran los inspectores de la ONU. Todo indica que la guerra de Ucrania se jugará en dos realidades paralelas y el público nunca sabrá con cuál quedarse, porque Putin explotará los errores del pasado, los del presente y hasta los del futuro, ya que en esta crisis Washington se juega también las legislativas de noviembre.

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Biden ha advertido a sus compatriotas que pagarán un precio en las gasolineras por plantarle cara a Rusia. La subida del combustible, unida a la peor inflación de los últimos cuarenta años, es el marco perfecto para que la oposición le compare con Jimmy Carter, otro presidente demócrata que se jugó el puesto al plantarle cara a Irán en la crisis de los rehenes.

La Casa Blanca cree que la clave es presentar un frente único y dejar hablar a los aliados, motivo por el que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, se encontraba este miércoles en Bruselas orquestando la respuesta de la OTAN.

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