Cuba pone punto y final a la era Castro

La cita, que busca analizar la situación en la isla, fuertemente sometida a sanciones internacionales y golpeada también por la pandemia de coronavirus, supone el punto y final a la era de los Castro en Cuba, tras la muerte de Fidel en 2016 y ahora la marcha total de Raúl. Será «el congreso de la continuidad», aseguró Díaz-Canel, que se hará con el control de la «fuerza política superior de la sociedad y el Estado», como reza la Constitución.

Desde el Palacio de Convenciones, el congreso intentará trazar un plan de cara al futuro. A lo largo de los cuatro días de conversaciones que se celebrarán a puerta cerrada y sin acceso a la prensa extranjera, el PCC tratará de buscar soluciones en tiempos convulsos para la sociedad cubana, que ha tenido que enfrentarse a nuevas sanciones de Estados Unidos desde que el ahora expresidente Donald Trump llegó al poder y revirtió parte de las políticas de la Administración Obama, más aperturista.

La agenda incluye actualizar la conceptualización del modelo económico y social cubano, según señaló el diario oficial 'Granma', que matizó que también se ahondará en los resultados obtenidos desde el séptimo congreso, en 2016. El partido, no obstante, sigue apostando por la continuidad que, como ha subrayado, «trasciende el proceso natural de tránsito de una generación a otra» 68 años después del inicio de la revolución. Aun así, está bajo una fuerte presión para lograr la aceleración de las reformas formuladas hace diez años.

La reunión del PCC de 2011 planteó el impulso de iniciativas más privadas y ampliar las posesiones de los ciudadanos, unas cuestiones que han quedado en su gran mayoría en papel mojado. Ahora buena parte de la población espera que el traspaso de poder sirva para reducir el riesgo a un colapso, si bien el nivel de frustración se ha disparado.

La gestión de los últimos años ha sido muy criticada a nivel global y es vista por muchos como una de las más negativas desde hace casi dos décadas. La pandemia, que ha dejado más de 90.000 contagios y cerca de 500 fallecidos, ha llevado a los cubanos a enfrentarse a la escasez de medicamentos y una infraestructura sanitaria «semidestruida». Así lo denuncia el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), que asegura que la isla es un país en «emergencia humanitaria», donde quieres tienen el poder «no hacen los cambios necesarios» para que se respeten las libertades individuales y los derechos humanos.

Cuba atraviesa la que podría ser la peor crisis alimentaria de su historia, con un encarecimiento desorbitado de los productos de primera necesidad. El OCDH ha explicado que la mayor parte de la comida solo se oferta en dólares a pesar de que el Gobierno decretó la unificación de la moneda. Los expertos estiman además que la isla podría registrar a lo largo de 2021 una inflación de hasta el 500%, lo que acarrearía graves consecuencias sociales. La precaria situación ha empujado a muchas personas a salir a las calles a protestar.