Douglas Ross. AFP

Conservadores y laboristas, resignados a ser segundones en Escocia

Los partidos que dominaron el mapa electoral recuerdan ahora a votantes de los rivales que quieren lo mismo

Iñigo Gurruchaga

Londres

Martes, 4 de mayo 2021, 20:06

Conservadores y laboristas escoceses animan a los posibles votantes del otro partido que les voten a ellos, en las últimas horas de la campaña electoral. En esos llamamientos se presentan como el único partido que puede evitar una mayoría del Nacional Escocés (SNP). También subyace ... la disputa de las dos fuerzas que compiten por el Gobierno británico para ser la más poderosa en la problemática Escocia.

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El exministro laborista de Hacienda y portavoz de la campaña del 'no' en el referéndum sobre la independencia de 2014, Alistair Darling, ha instigado a los votantes conservadores a que voten a a su partido, porque «compartimos los mismos objetivos». Difumina así en nombre del rechazo a una nueva consulta las diferencias entre dos ideologías opuestas en el sistema bipartidista británico desde hace 75 años.

Analistas políticos afirman que la debilidad del unionismo escocés es precisamente que aspiran a capitalizar la oposición al independentismo mientras difieren en todo lo demás. Pero las divergencias han sido difuminadas en los últimos meses por el 'brexit', la pandemia y la respuesta de los gobiernos a la crisis económica.

Los conservadores escoceses tienen ahora el respaldo de la mayoría de votantes escoceses por la marcha de la Unión Europea. A pesar de que su entonces líder, Ruth Davidson, fue rival de Boris Johnson en el gran debate entre partidarios del 'in' y del 'out' en el referéndum europeo de 2016. También su actual líder, Douglas Ross, votó por la permanencia.

Pero el 'brexit' ya se ha consumado. Conservadores proeuropeos y laboristas descartan la apertura de una batalla para revertirlo. Los estragos de la pandemia han llevado a los gobiernos de países desarrollados a abandonar la austeridad y a descargar enormes estímulos monetarios y fiscales, que solo critica una pequeña minoría. Los partidos son hoy quizás más parecidos de lo que nunca han sido.

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Bloques

En esas circunstancias, tiene aún más importancia la popularidad de los líderes. Nicola Sturgeon tiene una gran ventaja sobre los demás. Ross fue enviado por Johnson desde su escaño en Westminster para liderar el partido escocés sin tener asiento en su Parlamento. Los rivales le llaman 'el linier' porque es juez de línea de fútbol. Su trayectoria tiene rasgos de esa ocupación, esforzada pero poco propensa al brillo.

Como sus rivales conservadores, los laboristas han tenido un carrusel de líderes en los últimos años. Se han encomendado ahora a Anas Sarwar, dentista de Glasgow. Su padre, Mohamed, comerciante millonario, fue el primer diputado musulmán de Escocia, pero su elección como candidato fue investigada por el partido y su nombramiento como lord fue vetado por Hacienda. Es ahora gobernador del Punjab, en su Pakistán natal.

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Sarwar es elogiado por su compostura en los debates de los líderes o por reprochar infantilismo a Ross por afirmar que no colaborará con el SNP en la gobernación de Escocia. No hay figuras carismáticas que reten la hegemonía del SNP y la polarización social en torno a un nuevo referéndum y la independencia han creado dos bloques electorales que parecen compactos.

Los conservadores dominaron el mapa electoral escocés en la primera mitad del siglo XX y la hegemonía laborista desde 1959 fundó su capacidad para formar gobiernos nacionales. La 'devolución' de 1997 aplastó a los 'tories', opuestos inicialmente a la autonomía, y el ascenso del Partido Nacional Escocés(SNP) a partir de 2007 barrió a los laboristas de sus feudos.

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