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mikel ayestaran
Corresponsal. Jerusalén
Viernes, 10 de enero 2020, 10:00
Irán abrió este viernes las puertas a una investigación internacional para responder a las acusaciones que le llegaron desde Canadá y Estados Unidos sobre el derribo del avión ucraniano a causa del impacto de un misil que su defensa antiaérea habría lanzado «por error». ... Por este motivo, y aunque al principio se negaron a hacerlo, ha invitado también a Boeing, el constructor estadounidense del aparato siniestrado, a participar en las pesquisas. Las informaciones y vídeos en medios estadounidenses como 'The New York Times' y las palabras del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quien declaró que «el avión fue derribado por un misil tierra-aire iraní», obligaron a mover ficha a la república islámica con esta repentina apertura a la cooperación.
Cincuenta expertos ucranianos trabajan sobre el terreno desde el jueves y colaboran en el análisis de las cajas negras; en breve, contarán con el apoyo de un equipo canadiense formado por diez personas. La Junta de Seguridad Nacional de Transporte estadounidense (NTSB, por sus siglas en inglés) también confirmó haber recibido la invitación de la república islámica y envió a uno de sus profesionales.
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La misma noche en la que los iraníes vengaron el asesinato del general Qasem Suleimani, fallecido en el ataque de un avión no tripulado ordenado por Donald Trump, con el lanzamiento de 21 misiles contra dos bases de Irak empleadas por las fuerzas de Estados Unidos, un Boeing 737 de Ukraine International Airlines cayó a tierra a los pocos minutos de despegar del aeropuerto internacional Imán Jomeini de Teherán. Sus 176 pasajeros murieron, la mayoría eran de origen iraní (83) y canadiense (63).
Las autoridades locales mantienen desde el primer momento que el accidente se produjo a causa de un fallo técnico. La versión oficial dice que el avión tuvo un fallo en pleno vuelo, sufrió un incendió y se precipitó al suelo cuando intentaba dar la vuelta para regresar al aeropuerto. El director de la Agencia de Aviación Civil iraní, Alí Abedzadé, insistió una y otra vez en que «una cosa es segura, este avión no fue alcanzado por un misil».
El funcionario iraní calificó las informaciones que apuntan al derribo del aparato como «rumores que no tienen sentido» y subrayó que «es científicamente imposible». Abedzadé reconoció haber visto los vídeos difundidos en medios y redes sociales y confirmó que «el avión estuvo en llamas durante unos 60 o 70 segundos» antes de caer. En su opinión, «la información en las cajas negras es absolutamente crucial» y por ello «cualquier declaración antes de que se extraigan los datos no es una opinión de experto». Es un proceso que ya está en marcha, pero que requiere tiempo.
Un equipo de la cadena CBS tuvo acceso al lugar del siniestro, al sur de Teherán, y en su información recogió que 72 horas después los restos del aparato ya habían sido retirados, la zona no estaba acordonada, nadie la custodiaba y no vieron a nadie del equipo de investigación.
Desde el Gobierno de Teherán realizaron una lectura política de la situación y su portavoz, Ali Rabiei, calificó las acusaciones de «gran mentira». Los iraníes se sienten víctimas de la guerra psicológica puesta en marcha por EE UU para dar un paso más en la estrategia de presión máxima aplicada por Donald Trump.
Expertos en seguridad consultados por este medio recordaron lo ocurrido en el este de Ucrania en 2014 y establecieron paralelismos entre «dos situaciones de máxima tensión en las que se pueden producir errores humanos». Hace seis años, un misil Buk abatió un avión de Malaysian Airlines que unía Amsterdam con Kuala Lumpur y sus 298 ocupantes murieron.
Después de cinco años de investigaciones, el Equipo Internacional Conjunto creado para aclarar lo sucedido señaló a tres militares rusos vinculados con la Inteligencia y a un ciudadano ucraniano de ser los responsables de suministrar a las milicias prorrusas el misil 'Buk' que abatió la aeronave. En el caso de Irán, medios estadounidenses apuntaron al sistema de misiles tierra-aire Tor-M1, también de fabricación rusa, como el que podría haber causado el derribo del avión de la Ukraine International Airlines.
«A día de hoy no disponemos de suficientes motivos para afirmar que entre los restos del avión hay alguna clase de sustancia que nos hable de un atentado terrorista o de una, digamos así, catástrofe 'no natural' del avión», dijo este viernes el ministro de Exteriores ucraniano, Vadim Pristaiko, tras acceder a las cajas negras del 737-800 de Ukranian International Airlines siniestrado el miércoles. No obstante, subrayó que Kiev «no descarta» ninguna de las versiones: fallo técnico o humano, atentado o impacto de un misil, como denuncian EE UU y Canadá.
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