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iñigo gurruchaga
Corresponsal en Londres
Domingo, 19 de diciembre 2021, 20:00
David Frost, ministro para las relaciones con la Unión Europea en el Gobierno británico, formalizó en la noche de este sábado su dimisión inmediata. Su marcha coincide con un cambio de tono en la negociación sobre cambios al Protocolo irlandés del Acuerdo de Retirada, que ... estanca el progreso en áreas pendientes tras la firma, hace ahora un año, del tratado comercial y de cooperación.
En su carta de dimisión, lord Frost afirma que «el proceso de construcción de una nueva relación con la UE será una tarea del largo plazo». El exdiplomático recordaba al primer ministro que habían acordado su marcha al principio de este mes y que hubiese tenido lugar en enero. Pero el 'Mail on Sunday' publicó una filtración sobre la renuncia de Frost y forzó el anuncio oficial.
El negociador británico mantuvo el pasado viernes su último encuentro con el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic. Al final del mismo, el británico reconoció que la meta ya no es una reforma radical del Protocolo sino el logro, en enero, de un «acuerdo interino» y el aplazamiento de las cuestiones más peliagudas.
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La necesidad de un acuerdo rápido, que permita al menos la normalización de la venta de medicinas en Irlanda del Norte y la reducción de trámites burocráticos en el movimiento de bienes entre el resto del Reino Unido y la provincia, se debe a que hay elecciones autonómicas en mayo y, si se prolonga el bloqueo, es improbable que pueda reconstruirse el Ejecutivo compartido que exige el acuerdo de paz de 1998.
Sefcovic, en una entrevista con el 'Financial Times', el mismo viernes, apremió a las dos partes para resolver en enero los «asuntos políticamente sensibles». Si lo logran, permitiría reprogramar la relación entre el Reino Unido la UE. El comisario eslovaco expresó la ambición de aumentar la colaboración en áreas como la seguridad o el cambio climático.
El bloqueo del Protocolo está causando dificultades a la participación británica en proyectos de investigación científica, complica la obtención de visados para artistas, cierra la puerta a cambios en las políticas de inmigración. El pulso ha fomentado un clima de desconfianza, que, según la comisionada irlandesa, Mairead McGuinness, puede prolongarse. «Cambiará el nombre, pero no cambiarán los asuntos», dijo a la radiotelevisión irlandesa este domingo.
Sefcovic elogió el viernes el nuevo tono en la posición británica. El texto de la declaración de Frost, publicado tras la reunión, recorta las previas ambiciones para conformarse con un acuerdo temporal, pero reitera los grandes objetivos, incluida la eliminación de la competencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en la provincia, a pesar de que permanece en el mercado común.
Altos funcionarios británicos implicados en la negociación ya habían advertido a corresponsales europeos hace dos semanas de que el Gobierno había renunciado a resolver ahora las divergencias sobre la competencias del Tribunal. Hay un cambio de tono y de modulación de la estrategia negociadora, pero Londres afirma que la supuesta eliminación del 80% de controles aduaneros y del 50% de trámites es engañosa y que la competencia del Tribunal creará problemas antes o después.
La negociación parece muy difícil, aunque políticos y académicos han propuesto vías de solución que parecen razonables. Es un pulso entre Londres y Bruselas y el Gobierno británico ha evitado ahora el combate. Las circunstancias de la economía y de la política del país no recomiendan abrir más fuentes de conflicto. Johnson tiene que elegir ahora un nuevo ministro para el Brexit o devolver esas funciones al Ministerio de Asuntos Exteriores.
En cuanto a Frost, en su carta de despedida a Johnson la justifica porque no está de acuerdo con las restricciones para combatir la pandemia y con la falta de aprovechamiento de la marcha de la UE para impulsar una economía «con leves regulaciones y bajos impuestos». El 'Mail on Sunday' dice que también discrepa con la política sobre el cambio climático. Se alinea con los disidentes de la derecha libertaria, o 'thatcherista'. Y es muy popular entre los afiliados al partido.
Nacido en Derby hace 56 años, el ahora miembro de la Cámara de los lores con el título de barón, nació en Derby y logró una beca para estudiar gratuitamente en una prestigiosa escuela de Nottingham. Si el paisaje de ese retrato infantil es el de 'brexit' obrero, su brillo le llevó a la Universidad de Oxford. Obtuvo muy buenas notas estudiando Historia Medieval Europea y Francés medieval.
Tras la universidad encontró acomodo en la Foreign Office, el Ministerio de Exteriores. Lo enviaron a Bruselas, trabajó en la embajada de Estados Unidos, fue embajador en Dinamarca. Su mujer una soprano inglesa, le siguió por el mundo. Tras su divorcio, en 2018, se casó con una diplomática. No tiene hijos. Dejó temporalmente la diplomacia y trabajó como promotor del whisky escocés.
Defendió la pertenencia al mercado común europeo, alertó a los votantes por la marcha, antes del referéndum de 2016, que le parecía muy improbable que se lograse una relación con la Unión Europea mejor que la que disfrutan los miembros. Pero colaboró con grupos pro-brexit. Con el entonces nuevo ministro de Exteriores, Boris Johnson, le unía la idea de que el 'Brexit' era sobre todo una cuestión de soberanía.
Sus defensores le describen como un gran estratega, que selló una negociación muy compleja; lastrado por el ya primer ministro, Johnson, que no se leía los papeles. Frost tampoco debió reparar en la letra del Protocolo Irlandés. También elogian que habla claro. Por ejemplo, decir que la pertenencia del Reino Unido a la comunidad europea durante cuatro décadas ha sido «un largo mal sueño», mientras negociaba el Protocolo.
En septiembre afirmó en Lisboa que Londres prefería el consenso sobre la cuestión norirlandesa. Dos días después dio una entrevista a 'Politico', en la que rechazaba las propuestas de la UE porque, según él, no se habían esforzado en su elaboración, y pedía a la UE que estudiase con aplicación las suyas, «porque son el lugar donde tenemos que terminar».
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