mikel ayestarán
Jerusalén
Lunes, 23 de marzo 2020, 19:06
Amir Mohammed Abdul Rahman Al Mawli ya se ha ganado la etiqueta de «terrorista global». Estados Unidos ha incluido al califa del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en su lista negra y ofrece una recompensa de 5 millones de dólares por su cabeza, cinco ... veces menos de lo que ofreció por su antecesor. El secretario de Estado, Mike Pompeo, recordó que «Al Mawli fue designado nuevo jefe del grupo en octubre tras la operación que acabó con Abu Baker Al Bagdadi» e hizo pública su designación como «terrorista global» en la misma semana en la que se cumple el primer aniversario de la derrota militar del califato.
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El EI levantó llegó a gobernar en un territorio equivalente al Reino Unido, que se extendió entre Siria e Irak durante cuatro años y ocho meses. Los islamistas pasaron de controlar grandes urbes como Raqqa o Mosul a quedar rodeados en una pequeña franja de tierra junto al Éufrates en Baghouz, ciudad siria situada en plena frontera que se convirtió en el último punto bajo control del EI. Después de dos meses de combates, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), milicia liderada por los kurdos, y la coalición internacional dirigida por Estados Unidos proclamaron su victoria y los kurdos sustituyeron la enseña negra yihadista por su bandera amarilla.
Coches calcinados, tiendas y alfombras destrozadas, basura y barro formaban el paisaje final del califato y es el paisaje que sigue dominando Baghouz, según la descripción del canal kurdo Rudaw, que ha regresado al lugar un año después de su liberación. Las FDS están al mando y uno de sus portavoces confirmó a este medio que «células del EI siguen activas en poblados cercanos como Al Shaafa o Al Sousa y cometen ataques diarios». En opinión de este miembro de la milicia kurda los yihadistas «buscan venganza», sobre todo desde la muerte de Al Bagdadi.
«Un año después de la batalla de Baghouz, de la derrota del territorio físico bajo control del EI, nuestros aliados en Siria e Irak aplican una estrategia de presión constante en los restos del grupo para prevenir que resurja», declaró la coalición internacional en un comunicado con motivo del aniversario en el que anunció un reposicionamiento de sus tropas. Como ocurre en Afganistán, Estados Unidos tiene en marcha la retirada de sus fuerzas, pero mantiene su compromiso de colaborar «hasta la derrota final» de los yihadistas, aunque sea desde la distancia, porque siguen siendo «una amenaza».
Una de las herencias del califato sin resolver son los miles de prisioneros que hicieron los kurdos y que siguen en su territorio en un limbo legal. Miles de combatientes de más de 50 países se hacinan en prisiones kurdas y sus familiares están encerrados en campos como el de Al Hol, donde hay 68.000 personas. Los países de origen no parecen dispuestos a aceptarlos de regreso pese a las amenazas de Donald Trump.
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