Baradar abre las negociaciones para sentar las bases del nuevo Gobierno

La llegada a la capital del jefe político acelera los contactos entre líderes talibanes y afganos, que deben delimitar hasta dónde llegará el carácter inclusivo del gabinete

m. A./m. P.

Domingo, 22 de agosto 2021, 23:04

En un país que se asoma a una nueva crisis humanitaria, los islamistas trabajan para presentar lo antes posible lo que califican de «gobierno integrador» y han lanzado consultas con antiguos responsables del Ejecutivo en 20 de las 34 provincias. El mulá Abdul Ghani Baradar ... Akhund, cofundador de los talibanes, llegó el viernes a la capital afgana desde Kandahar para liderar este proceso de diálogo y sentar las bases de la nueva Administración. En su agenda contempla entrevistas con mandos militares y referentes religiosos. De lo poco que ha trascendido, lo único seguro es que los fundamentos del nuevo mandato serán los de la sharía o ley islámica.

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Baradar está en Kabul no solo como el destacado jefe político del movimiento que ayudó a crear hace treinta años. Existe un convencimiento creciente de que será el próximo administrador de Afganistán, por lo que sus movimientos son escrutados con atención, aunque se desarrollan con total hermetismo. Apenas se le ha visto desde su llegada. Ha sido de los pocos dirigentes que han asistido a la marcha de muy malas maneras de Afganistán de dos grandes potencias, ha dirigido la oficina política talibán de Qatar y ha encabezado las negociaciones en Doha en busca de un acuerdo de paz con EE UU. Todo ello le convierte en el principal candidato a la jefatura del Gobierno, aunque algunas fuentes afirman que este extremo, así como el perfil del nuevo Ejecutivo, no serán dados a conocer hasta que las fuerzas estadounidenses abandonen definitivamente Afganistán, previsiblemente el próximo día 31.

Que se trate de un gabinete inclusivo o no suscita serias dudas. La mayoría de analistas no cree que el gabinete tendrá un carácter tan integrador como desean los gobiernos occidentales y un buen número de antiguos cargos locales. Y tampoco descartan que las posibles cesiones de los talibanes sean simples arreglos cosméticos de cara a lograr la aquiescencia de la comunidad internacional. El perfil del Ejecutivo será clave para obtener un reconocimiento clave en la difícil misión de llenar las arcas nacionales.

Justo de tiempo

Varios analistas coinciden en que el proceso que encaran Baradar y su delegación resulta complicado y va justo de tiempo. Por un lado, EE UU todavía está presente en el país, aunque solo sea en el aeropuerto de la capital, y por otro el régimen debe reestablecer cuanto antes el flujo de entrada de dinero. Las sucursales bancarias o están cerradas o su operatividad es muy escasa, las arcas se están vaciando tras una semana de contienda y los organismos internacionales han cerrado el grifo de los fondos y ayudas. Incluso la Westren Union ya no envía transferencias al país centroasiático. Que todo ello se traslade a los ciudadanos y los comercios es cuestión de días, de que se acabe la circulación del efectivo, y nadie sabe hasta dónde afectará al ánimo popular.

El expresidente Hamid Karzai y el exviceprimer ministro del país, Abdulá Abdulá, forman parte del bautizado como Consejo de Coordinación y este domingo mantuvieron un nuevo encuentro con los islamistas. Según un comunicado de la oficina de Abdulá, el objetivo es alcanzar un «acuerdo político inclusivo». Los islamistas tratan cada día de ganarse la lealtad de antiguos altos funcionarios y el último en sumarse a las filas del Emirato ha sido Hashmat Ghani, hermano del expresidente huido a Emiratos Árabes Unidos (EAU).

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