Mikel Ayestaran
Islamabad (Enviado especial)
Lunes, 6 de septiembre 2021, 09:33
Nada se resiste al rodillo talibán en Afganistán, ni siquiera el mítico Panjshir, el valle de los 'cinco leones' que no pudieron conquistar ni el Ejército Rojo, ni los propios islamistas en los años noventa. Tras varios días de negociaciones y de escaramuzas, llegó la ... gran operación talibán que acabó con la oposición del Frente de Resistencia Nacional (FRN) y el portavoz islamista, Zabihullah Mujahid, proclamó que «hemos capturado el Panjshir. Con esta victoria, nuestro país sale por completo de la ciénaga de la guerra. La gente vivirá ahora en libertad, paz y prosperidad». Esta victoria otorga al nuevo régimen el control de todo el territorio afgano, algo que los islamistas no lograron durante su primer mandato entre 1996 y 2001.
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El anuncio talibán, acompañado de todo tipo de fotografías y vídeos de los combatientes izando la bandera del Emirato en la capital del Panjshir, recibió la respuesta en las redes sociales de Ahmed Massoud, hijo del mítico comandante muyahidín Ahmed Sha Massoud, asesinado pocos días antes de los atentados del 11-S. El joven Massoud lidera el movimiento de resistencia y en un mensaje de audio difundido a través de las redes sociales llamó a «levantarse por la dignidad, la libertad y la prosperidad» de Afganistán. En este mensaje aseguró encontrarse a salvo, en un lugar seguro que no reveló. El FNR explicó que mantiene «posiciones estratégicas» en la zona y se mostró dispuesto a «continuar» con su lucha frente al Emirato. El problema es que, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, cuando el Panjshir era el gran aliado de Estados Unidos, esta vez no recibe apoyo del exterior y así es imposible hacer frente al poderío talibán.
El mensaje de Massoud molestó a Muyahid, quien aseguró que intentaron resolver las diferencias por medio del diálogo y advirtió que «el Emirato Islámico es muy sensible ante las insurgencias. Cualquiera que intente iniciar una insurgencia será atacado con firmeza. No permitiremos otra». Los talibanes informaron que tanto Massoud como el exvicepresidente del país, Amrullah Saleh, habrían escapado al vecino Tayikistán. A todos los hombres que se sumaron a las filas del FNR y al resto de exsoldados del Ejército Nacional, los islamitas les pidieron que se alisten en la nueva fuerza del Emirato.
Esta pequeña provincia montañosa al norte de Kabul, blindada por la muralla natural del Hindu Kush, se había mostrado inexpugnable en el pasado y allí se forjó toda una leyenda en torno a su resistencia. Frente a la etnia pastún, mayoritaria entre los talibanes, este es el bastión de los tayikos, la segunda etnia más importante del país, hablan dari (dialecto del persa) y se erigen como una alternativa de carácter integrador y más aperturista que los pastunes.
En una reciente entrevista con este medio el escritor afgano Natiq Malikzada recordaba que «Kachkan es la tierra en la que no puedo entrar Alejandro Magno y Kachkan es el primer nombre de Panjshir, Genghis Khan también sufrió para poder entrar La verdadera dificultad para conquistarlo es su gente. En la época moderna ellos fueron quienes lanzaron la guerra de guerrillas contra el Ejército Rojo, que luego se extendió por el resto del país». Los talibanes acabaron con la leyenda y su bandera ondea en estas montañas hasta ahora inexpugnables.
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Conquistado el Panjshir, los talibanes tienen todo listo para anunciar su nuevo Gobierno. Solo falta conocer la fecha, que algunos medios locales apuntan a que podría ser el 11 de septiembre por el simbolismo de la jornada, pero los islamistas ya adelantaron a la cadena Al Jazeera que han invitado a Turquía, China, Rusia, Irán, Pakistán y Qatar a la ceremonia inaugural. Los talibanes no quieren ser un Estado paria y apartado del mundo como lo fueron en los noventa y la presencia de estos países adelanta que el vacío dejado por Estados Unidos y el resto de potencias occidentales lo llenarán sobre todo los vecinos y países musulmanes cercanos.
El nuevo régimen tendrá un Líder Supremo al estilo de Irán, que será el jefe del movimiento, mulá Hibatula Ajunzada, y la cabeza política será el mulá Baradar. Ante la insistencia de la prensa sobre la fecha para anunciar el gabinete, el portavoz talibán explicó que se hará público «en los «próximos días», una vez se resuelvan algunas «cuestiones técnicas».
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Además de chinos, rusos, iraníes, turcos, paquistaníes y cataríes, también la ONU se acercó ayer a los talibanes. El enviado humanitario del organismo internacional, Martin Griffiths, llegó a Kabul y, tras reunirse con las nuevas autoridades, emitió un comunicado en el que recogió que los talibanes manifestaron que «la seguridad del personal humanitario y el acceso humanitario a las personas necesitadas estarán garantizados, y que los trabajadores humanitarios (tanto hombres como mujeres) tendrán garantizada libertad de movimiento». La ONU envió un avión con más de 50 toneladas de suministros y tiene previsto organizar el próximo 13 una conferencia internacional para recaudar fondos y hacer frente a la «catástrofe humanitaria» que sufre Afganistán.
Entre los combates y la diplomacia, la vida de los ciudadanos sigue adelante. Ha arrancado el curso en las universidades. La nueva legislación acaba con las clases mixtas y a partir de ahora hombres y mujeres podrán estar en la misma aula, pero separados por una cortina. El portavoz islamista, Mujahid, insistió en que «las mujeres son una parte importante de nuestra sociedad» y afirmó que se respetarán sus derechos conforme a la sharia o ley islámica.
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n una operación inédita desde la retirada hace una semana de Kabul, el Gobierno de Estados Unidos ha conseguido la salida de cuatro ciudadanos norteamericanos de Afganistán tras gestionarla con los talibanes. Las evacuaciones permanecían paralizadas –y de hecho no hay otros países que de momento hayan podido rescatar a los suyos– desde el martes, cuando el último soldado americano abandonó el aeropuerto poniendo fin a un formidable puente aéreo que logó sacar del territorio ocupado a 124.000 personas, entre ellas 6.000 estadounidenses, en menos de quince días.
Los cuatro últimos evacuados han salido por tierra, según un portavoz citado por la cadena CBS News, aunque no ha aclarado dónde se encuentran en este momento. Los talibanes estaban informados de sus movimientos hacia la frontera y los dejaron pasar.
La situación parece diferir de la que se vive en Mazar e Sharif, en la zona norte de Afganistán, donde las autoridades estarían impidiendo la marcha de ciudadanos americanos que quedaron atrapados allí hace una semana. Así lo ha denunciado el congresista republicano Michael McCaul a la cadena Fox News, al hacerse eco de información supuestamente «clasificada». Se da la circunstancia de que el secretario de Estado, Antony Blinken, y el responsable de Defensa, Lloyd Austin, están ahora mismo en Catar, en un viaje organizado para agradecer a sus autoridades la colaboración en las pasadas evacuaciones y analizar otros aspectos en materia de seguridad.
McCaul afirmó que hay seis aviones en Mazar e Sharif a la espera de despegar con decenas o cientos de estadounidenses y colaboradores locales, pero las autoridades del Emirato no autorizan el vuelo. «Esto se ha convertido en una situación con rehenes», advirtió el republicano, convencido de que «no se permitirá a los estadounidenses que se vayan» hasta que los talibanes «obtengan el pleno reconocimiento de Estados Unidos».
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