Macao, la excolonia que no protesta

A diferencia de lo que sucede en la excolonia británica, situada al otro lado del puente más largo sobre el mar, Macao se mantiene leal al Partido Comunista, y las manifestaciones que han incendiado las calles del centro financiero no se han extendido a la meca mundial del juego. «Los logros y el desarrollo de Macao desde su regreso a la madre patria nos enorgullecen a todos», declaró Xi nada más bajar del avión presidencial el pasado miércoles. «La ciudad ha implementado de forma completa y acertada el modelo 'un país, dos sistemas'», añadió el dignatario en referencia al peculiar encaje político y económico que sirvió para integrar las excolonias en el seno de la República Popular.

Este viernes, no obstante, añadió de que el término 'un país' es indispensable para que se puedan desarrollar los 'dos sistemas', en clara referencia a quienes abogan por un Hong Kong independiente, y advirtió a las potencias extranjeras que buscan inmiscuirse en los asuntos internos del país. «Solo China tiene derecho a decidir el rumbo de ambas ciudades. No hay necesidad de que interfiera ningún otro país», declaró durante su discurso antes de la ceremonia de jura del cargo del nuevo jefe del Ejecutivo macaense, Ho Iat-seng.

La diferencia en la actitud de las excolonias se puede explicar desde un ángulo económico: si la prosperidad de Hong Kong ya depende bastante de China, Macao solo ha alcanzado una de las rentas per cápita más altas del mundo -más de 70.000 euros- gracias a los chinos que se dejan los cuartos en sus casinos, el principal motor económico de la Región Administrativa Especial. Esta dependencia total disuade cualquier protesta, y todo apunta a que Xi recompensará la sumisión de Macao con nuevas políticas que beneficien a la ciudad. La que más interés despierta es, precisamente, un mercado de valores que puede servir para diversificar la economía de la ciudad. «Será una recompensa para Macao», afirmó la expresidenta del parlamento regional, Susana Chou, al diario ultranacionalista chino 'Global Times'.

Ese rotativo también subrayó este viernes que «Macao ha dado la bienvenida al mandarín, que es el idioma que utilizan los turistas de la China continental y que suponen un 70% del total» -nada menos que 25 millones en 2018-. Aunque su nombre no se menciona expresamente, todas las pullas de la prensa oficial van contra Hong Kong, donde el mandarín se percibe como un idioma impuesto frente al cantonés originario de la ciudad. Macao también ha abrazado la educación patriótica y se ha involucrado de lleno en el plan de integración regional desarrollado para propiciar el crecimiento económico en el delta del Río Perla, mientras que la ciudadanía de Hong Kong ha recibido el proyecto con suspicacia.

En cualquier caso, la visita de Xi ha dejado en evidencia que Macao no tolera la disidencia: las Autoridades negaron la entrada a la ciudad al menos a seis activistas y a otros tantos periodistas que pretendían cubrir las celebraciones -uno de ellos del 'South China Morning Post', propiedad de la china Alibaba-, y todos los visitantes fueron sujetos a controles extraordinarios.