mikel ayestaran
Corresponsal en Jerusalén
Viernes, 12 de noviembre 2021, 22:13
El matrimonio forzado infantil es una práctica centenaria en Afganistán, que se multiplica en situaciones de crisis económica o fuerte sequía, como en este 2021. Cuanto más desesperada es la situación de las familias, aumentan los casos y estos son cada vez más extremos como ... denuncia Unicef, que ha llegado a documentar la reciente entrega en matrimonio de una bebé de tan solo 20 días.
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«Incluso antes de la reciente inestabilidad política, los socios de Unicef habían registrado 183 matrimonios infantiles y diez casos de venta de niños y niñas durante 2018 y 2019, tan solo en las provincias de Herat y Baghdis. Los menores tenían entre seis meses y 17 años», reveló la directora ejecutiva de este organismo, Henrietta Fore. De acuerdo con los datos de la agencia de la ONU, una cuarta parte de las mujeres de entre 15 y 49 años se han casado antes de los 18 años.
Según la Constitución del país, aprobada por el régimen anterior, la edad legal para contraer matrimonio es de 16 años para las chicas y 18 años para los chicos, pero el peso de la tradición de los matrimonios infantiles, sobre todo en zonas rurales, puede con la ley. Fore pidió a los talibanes «medidas concretas para apoyar y salvaguardar a las familias y niñas más vulnerables» y desde Unicef mostraron su disposición a trabajar con los líderes religiosos locales para asegurarse de que no estén involucrados en el Nekah (el contrato matrimonial) para las niñas.
El Programa Mundial de Alimentos alertó esta semana de que la mitad de la población del país sufrirá inseguridad alimentaria aguda a partir de este mes. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial han decidido congelar las ayudas y no permitir el acceso a las reservas en el extranjero a las nuevas autoridades y esto ha llevado a la economía de un país dependiente de la ayuda externa a una situación crítica.
En el caso de los matrimonios, en Afganistán hay una arraigada tradición, que no tiene base en el Islam, que consiste en pedir el llamado «precio por la novia», según Faizal Muzhary, investigador de la organización Afghanistan Analysts Network, citado por la cadena británica BBC. La tradicional dote (o mehr) es para la novia, pero ese «precio» que se otorga por ella, es en realidad para la familia de la contrayente.
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Desde Unicef aprovecharon también para pedir a los responsables islamistas «que den prioridad a la reapertura de escuelas para todas las niñas de Secundaria y permitan que todas las maestras reanuden sus trabajos sin más retrasos». Tres meses después de la llegada de los talibanes al poder, los centros educativos de este nivel de enseñanza siguen cerrados para las menores y esto se ha convertido en una de las grandes líneas rojas para los países, sobre todo los de Occidente, a la hora de reconocer al nuevo gobierno.
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