Fuerzas de seguridad afganas patrullan tras intensos combates con los talibanes para recuperar el control en partes de la ciudad de Herat. J. REZAYEE / EFE

Desbandada general en Afganistán

El éxodo de miles de afganos y la petición de Reino Unido y EE UU a sus compatriotas para que dejen el país apuntan al peor epílogo en la guerra con los talibanes

miguel pérez

Domingo, 8 de agosto 2021, 22:25

De la presencia estadounidense en la histórica base de Bagram, desde la que se ha dirigido la ofensiva contra los talibanes en Afganistán durante los últimos veinte años, solo quedan hoy toneladas de basura. Kilómetros de cable, mobiliario metálico, envases vacíos de alimentos, desechos electrónicos ... y ropa gastada se acumulan en un vertedero improvisado donde decenas de afganos bucean a diario en busca de prendas aún en uso, tornillos o piezas de ordenador. El enorme basurero es una prueba de la inmediatez con la que Estados Unidos evacuó a sus tropas a principios de julio y de cómo su presidente, Joe Biden, quiso hacerlo con la máxima discreción de cara al mundo.

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Sin otros factores como el protagonismo en el escenario internacional de las malas relaciones entre Washington, China y Rusia, la novedad que todavía supone la reciente Administración demócrata y la trágica realidad de la pandemia, es posible que la salida de Estados Unidos fuera de Afganistán hubiera sido más dura y traumática. Porque después de veinte años de invasión y 2.300 bajas militares, el Pentágono no ha conseguido desmantelar las milicias talibanes y, a la luz de la actualidad, ni siquiera ha arruinado su infraestructura operativa. Bastantes analistas comparan esta salida sorpresiva con su fracaso en Vietnam.

Los fundamentalistas solo han necesitado mes y medio para apoderarse de nuevo de los enclaves rurales y los puestos fronterizos, además de conquistar este fin de semana cinco capitales de provincia, incluida la gran ciudad de Kunduz, en el norte. La insurgencia también domina algunos barrios de Herat y Kandahar, donde los combates tienen lugar casa por casa con las fuerzas de seguridad afganas y unas unidades de élite cada vez más cansadas. Un elemento importante de cara al devenir de la guerra es si, como confía el Gobierno de Ashraf Ghani, sus tropas podrán ejercer mayor resistencia en las zonas urbanas.

Según las estimaciones más fiables, 40.000 soldados, 8.000 policías y otros tantos agentes de Inteligencia nutren la defensa afgana frente a una oposición de entre 55.000 y 80.000 talibanes. En aquel contingente se encuadran las unidades de élite, entrenadas al modo de las fuerzas especiales de EE UU, aunque su efectividad se ve lastrada por el menor apoyo de la aviación estadounidense y de los contratistas privados, que han abandonado el país. Uno de sus problemas es que la marcha de los técnicos ha empezado a influir en la falta de mantenimiento de los aviones y helicópteros.

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El Gobierno confía gran parte de su estrategia en estas brigadas especiales, pero a menudo carecen del respaldo necesario, según informa la agencia AFP. Una unidad compuesta por veinte hombres fue masacrada en junio en Faryab tras quedar cercada y no recibir refuerzos. El mayor Sohrab Azimi, una estrella en ascenso del Ejército afgano, murió en los combates. El hecho de que fueran abandonados causó una polémica con el Ministerio de Defensa que todavía resuena entre los altos mandos militares.

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Lo sucedido con la unidad del mayor Azimi se parece cada vez más a la situación que atraviesa el propio país asiático. La ofensiva de los fundamentalistas y las noticias cada vez

más frecuentes sobre ejecuciones sumarias, represión y torturas han desatado una especie de desbandada general, muestra de que miles de ciudadanos y también la comunidad internacional ven con indisimulado pesimismo el futuro de la nación. La ONU, de hecho, cree que Kabul está en peligro.

Aviso de evacuación

Un promedio de 40.000 personas huye cada semana a la vecina Irán y la Organización Internacional para las Migraciones calcula que el número total de desplazados sobrepasa ya los 300.000. Pakistán ha tomado medidas drásticas para cerrar las puertas a este éxodo y ha construido una valla a lo largo de los 2.640 kilómetros de frontera con Afganistán. Paradójicamente, mientras miles de afganos huyen de la guerra, otros cientos regresan a su país escapando de la pandemia de coronavirus que azota Irán y Pakistán.

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«La situación en Afganistán empeora cada día desde todos los puntos de vista», afirma la oficina de migración. De los 18,5 millones de habitantes, la mitad va camino de necesitar ayuda humanitaria. Unos 110.000 civiles han muerto o resultado heridos, mientras que 60.000 miembros de las fuerzas de seguridad han perdido la vida a lo largo de una guerra que sangra más cada día. Las embajadas de EE UU y Reino Unido han pedido a sus compatriotas que abandonen con urgencia el país «debido al empeoramiento de la seguridad».

Los vuelos comerciales salen llenos, mientras los gobiernos británico y estadounidense han enviado aviones militares para evacuar a los miles de locales que han colaborado con sus tropas desde 2001. Varios informes de prensa y de las ONG han dado cuenta estos días de ejecuciones sumarias por parte de los talibanes de civiles a los que señalaron por haber trabajado con las fuerzas aliadas, entre ellos comerciantes, mecánicos y asistentes.

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Decenas de mujeres salen a la calle en Herat para apoyar a los líderes muyahidines que luchan contra los talibanes. efe

Movilización para rescatar a los periodistas amenazados

La movilización de altos cargos militares y de los medios de comunicación ha sido decisiva para que Estados Unidos y Reino Unido organicen una operación de evacuación sin precedentes para rescatar a miles de afganos que han colaborado con las fuerzas aliadas en los últimos veinte años de conflicto con los talibanes. A la salida del personal que ha trabajado con el Ejército, desde traductores a conductores y comerciantes, el Gobierno de Boris Johnson contempla agregar a los periodistas afganos críticos con el fundamentalismo o que han colaborado con los medios ingleses.

El Ejecutivo británico ha anunciado su evacuación y la de sus familias si considera que sus vidas corren «peligro inminente» de sufrir represalias por la insurgencia, según 'The Independent'. El ministro de Exteriores británico, Dominic Raab, ha señalado que estos casos tendrán una consideración «excepcional» y se corresponden con una medida similar adoptada por EE UU. Los periodistas afganos llevan meses siendo objeto de una campaña de asesinatos selectivos y el viernes los talibanes acabaron con la vida del jefe de prensa del Gobierno afgano.

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