Corea del Norte vuelve a mostrar su poder

El régimen decidió volver a mostrar su poder armamentístico un día después de que Washington renovara su invitación al diálogo al líder Kim Jong-un, a menos de una semana de la reunión prevista entre Corea del Sur, EE UU y Japón para analizar la calidad de sus relaciones con las autoridades norcoreanas y menos de un mes después de que Pyongyang y Seúl restablecieran su línea de comunicación. El ensayo deja claro que ninguno de estos gestos diplomáticos avalará un hipotético acercamiento.

Pero hay una razón militar más poderosa que llama al desasosiego: el apretado calendario de pruebas militares de Pyongyang. En siete meses ha puesto de manifiesto su capacidad para disparar cohetes desde submarinos y vagones de tren en movimiento, usar proyectiles teleguiados de largo alcance y desarrollar misiles hipersónicos, la última herramienta masiva de matar y destruir. Solo las superpotencias disponen de esta tecnología, diseñada para que los proyectiles alcancen objetivos a grandes distancias de manera veloz y sin ser detectados. Kim anunció el 1 de enero de 2020 el fin de la moratoria sobre su industria armamentística aunque se enfrenta a sanciones internacionales por su programa nuclear. Y desde entonces ha multiplicado sus test. En menos de dos meses ha completado cinco.

Según el Estado Mayor surcoreano, este último cohete partió de un submarino en aguas de Sinpo, donde los norcoreanos disponen de una base de sumergibles, con dirección al mar del Este, nombre que recibe el mar de Japón en las dos Coreas. Aparentemente se trató de un misil de corto alcance que cayó al agua a una distancia de 450 kilómetros. Ni las fuerzas militares surcoreanas ni las estadounidenses habían logrado anoche identificar el modelo, aunque algunas fuentes consideran que podría pertenecer al armamento expuesto la semana pasada en una plaza de Pyongyang. No es la primera vez que el Gobierno hace pruebas con misiles de nueva generación justo a los pocos días de mostrarlos en desfiles y ferias militares.

Washington prefirió dejar aparte las expresiones más duras utilizadas en anteriores ocasiones: se limitó a «condenar» el ensayo y pedir al Gobierno de Kim Jong-un que actúe con más «contención». El disparo coincide con la iniciativa del enviado estadounidense de establecer vías diplomáticas con Corea del Norte y un diálogo que el presidente Joe Biden prometió emplear para reforzar la seguridad en la región.

En cambio, el Gobierno japonés enviará este miércoles una protesta formal a Pyongyang ante unos hechos que «amenazan la paz» y constituyen un «grave problema para la comunidad internacional». Según sus analistas, los norcoreanos habrían lanzado dos cohetes.

En realidad, es la comunidad internacional, y en concreto las grandes potencias, las que parecen haber encontrado en las exhibiciones armamentísticas una forma de tensión útil en el pulso exigido por los nuevos equilibrios geoestratégicos. En los tres últimos meses, Corea del Sur, EE UU y Rusia han realizado pruebas militares de gran calado. China celebró el lunes una rueda de prensa para negar que el pasado agosto llevara a cabo uno de los experimentos balísticos más notables de la historia armamentística. Según el 'Financial Times', lanzó un cohete hipersónico que dio la vuelta a la Tierra antes de aterrizar a 15 kilómetros de su objetivo. El Gobierno asiático declaró, en cambio, que sólo hizo un «test rutinario de un vehículo espacial».