La violencia del narcotráfico consume a los ecuatorianos

Aunque la medida –que se lleva a cabo en vísperas de la visita del secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken y justo cuando Washington acaba de incluir a Ecuador en su lista de países con mayor tráfico o producción de drogas– tiene ámbito en todo el territorio nacional, el mayor despliegue se producirá en provincias donde las estadísticas advierten de un repunte del crimen. Son los casos de El Oro, Guayas, Santa Elena, Manabí, Los Ríos, Esmeraldas, Santo Domingo de los Tsáchilas, Pichincha y Sucumbíos –fronteriza con Colombia–. En estas zonas se limitarán las libertades de movimiento, reunión y asociación.

«En las calles hay un único enemigo, el narcotráfico. Aumenta el sicariato o los robos a domicilios y vehículos», declaró Lasso durante el mensaje a la nación que emitió a través de la televisión pública. Por ello, la presencia de los cuerpos de seguridad se sentirá «con fuerza» mediante controles de armas, inspecciones y patrullas durante las veinticuatro horas del día, según pormenorizó Lasso, que dirige el Ejecutivo desde mayo. El objetivo será «controlar las circunstancias que se han generado, restablecer la convivencia pacífica y el orden público», precisa el mandatario.

Los puertos de Ecuador se han convertido en la nueva autopista de la cocaína. De ellos parte hacia Estados Unidos y Europa más de un tercio de la creciente exportación de Colombia y Perú, los grandes productores de esta droga. Además, según los expertos, en los últimos diez años Ecuador ha pasado de ser un territorio de «mero tránsito» de estupefacientes a uno en el que se almacenan, se procesan y se distribuyen.

Los decomisos entre enero y octubre de 2021 alcanzaron el récord anual de 147 toneladas, contra 128 toneladas de 2020; mientras que los homicidios del 'narco' subieron a 1.900 –once por cada 100.000 habitantes– frente a cerca de 1.400 del ejercicio anterior, según cifras oficiales.

Al mismo tiempo, este año se han registrado revueltas en las cárceles debido a la violencia del narcotráfico, especialmente de Guayaquil. La última, hace tres semanas, terminó en macabras masacres entre reos de bandas mafiosas rivales vinculadas con cárteles mexicanos. Cerca de 230 personas han sido asesinadas.

Desde la oposición se critica que el estado de excepción coincide con anuncios de movilizaciones que han formulado algunos sectores de la sociedad para protestar contra los recortes decretados por el Gobierno de Lasso.