dagoberto escorcia
Lunes, 5 de septiembre 2022, 20:47
Con una participación histórica del 85%, la más alta desde el regreso a la democracia, Chile manifestó un contundente «rechazo» (61,9%) al borrador de una nueva Constitución. Para la derecha conservadora, la gran derrotada en las elecciones presidenciales del pasado año, es un triunfo ... aplastante y una revancha. Muchos analistas internacionales creen, incluso, que el resultado del plebiscito coloca contra las cuerdas al Gobierno de Gabriel Boric, mientras que desde la izquierda el más duro fue el recién elegido presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien escribió: «Revivió Pinochet».
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Pero para el progresista mandatario chileno fue una victoria del pueblo: «Este 4 de septiembre la democracia sale más robusta», dijo Boric nada más conocer los resultados oficiales, en los que la opción 'apruebo' solo obtuvo el 38,14% de los sufragios. Todo un paso atrás en las intenciones del progresismo.
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Para calmar un poco la crisis, Boric recibió a primera hora de la mañana del lunes en el Palacio de la Moneda al presidente del Senado, Álvaro Elizalde, y al de la Cámara de Diputados, Raúl Soto, con el único objetivo de ponerse a trabajar inmediatamente para crear un nuevo proyecto constituyente. El presidente intentó quitar hierro al traspiés y prefirió hablar de diálogo: «Esta decisión exige a nuestras instituciones y actores políticos que trabajemos con más empeño, más diálogo, respeto y cariño, hasta arribar a una propuesta que nos interprete a todos». Consciente de la división del país y de que el camino para recomponer la convivencia será difícil, Boric invitó a todos los ciudadanos a dejar atrás los maximalismos, la violencia y la intolerancia.
«Hay que escuchar la voz del pueblo. No olvidemos por qué llegamos aquí. Ese malestar sigue latente y no podemos ignorarlo», manifestó, para añadir que «no podemos dejar pasar el tiempo y enfrascarnos en polémicas interminables». Y reconoció que Chile vive entre las injusticias, los abusos y las desigualdades «que deben ser enfrentadas, no las podemos negar ni esconder».
Conocidos los datos de las encuestas, Boric ya percibió lo que se venía encima y prometió seguir luchando, independientemente del resultado del plebiscito, por dotar a Chile de una nueva Constitución que sustituya la vigente que data de 1980 y que fue elaborada durante la dictadura de Augusto Pinochet.
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Según la oposición, liderada por José Antonio Kast, el presidente Boric está obligado después de la derrota en el plebiscito a realizar cambios profundos en su Gabinete. En su cuenta de Twitter, el político de la derecha, escribió: «Chile es una gran nación y después de esta noche, un país más libre y con más esperanza», a lo que añadió un hashtag en el que decía: #VamosARecuperarCHile.
Otros analistas exigen a Boric que escuche a la otra parte de un país dividido y que se haga cargo de los temores de quienes votaron por el 'rechazo', por miedo a un proyecto constitucional que consideraron conflictivo. En la negativa al texto elaborado por una convención constitucional durante un año, que reflejaba una propuesta más inclusiva con mayores derechos sociales, según varios políticos chilenos, influyó el miedo, el escepticismo y la desconfianza en una nueva Carta Magna que también contemplaba cambios profundos considerados de mucho riesgo para una población que vive una inflación del 13% y en una inseguridad cada vez más fuerte.
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El freno chileno al cambio no concuerda en nada con los movimientos surgidos en octubre de 2019 y que fue llamado el 'estallido social'. Chile salió a las calles de todas sus ciudades para manifestarse de forma violenta por un alza en el transporte y el resultado de aquellas protestas dejó un saldo de 32 fallecidos, 8.812 detenidos y más de 12.000 heridos. Tras ello un 68% de la población votó 'sí' a la elaboración de una nueva Constitución.
Hoy nadie se atreve a diagnosticar qué pasará después de la diferencia tan holgada conseguida por el 'no' y en un escenario con mayor incertidumbre. Boric ha prometido que seguirá el proceso constituyente, pero para ello tendrá que buscar un gran acuerdo con los partidos políticos y especialmente buscando una fórmula que contente a la derecha y no prolongue las tensiones. Hay quien cree que lo mejor será que las reformas de la Constitución se hagan desde el Congreso, pero lo que muy pocos consideran que volverá a contemplarse y de lo que Chile parecía vanagloriarse de ser un país único en el mundo –una convención constituyente conformada por igual número de hombre y mujeres– no volverá a repetirse.
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La exigencia a Boric por parte de la oposición es que cambie el Gabinete, negocie con el Congreso y modifique sus políticas de alianza. En este sentido, algunas fuentes señalaban a Izkia Siches, ministra de Interior y Seguridad Pública, y a Giorgio Jackson, que ocupa la secretaría general de presidencia, como los primeros ministros en saltar del Gobierno a los seis meses de ocupar sus cargos. Con lo que se demuestra que el resultado del plebiscito ha castigado no solo los errores y las peleas internas de la convención, sino también al Gobierno de Gabriel Boric.
El 'rechazo' al proyecto de nueva Constitución fue especialmente claro en las comunas de mayoría indígena y las organizaciones mapuches, que celebraron el resultado porque estaban en desacuerdo con el texto que proponía reconocer el carácter plurinacional de Chile precisamente para dar más competencias a las minorías.
Según datos definitivos del Servicio Electoral (Servel), el 'rechazo' se impuso claramente en comunas como Alto Biobío –70,75% de votos–, Saavedra –68,05%– o Cholchol –73,82–. También ganó el 'no' en comunas de mayoría indígena como Tirúa, Galvarino, Camiña, Colchane, San Juan de la Costa o General Lagos, según informó ayer el diario 'El Mercurio'.
«Como personas de pueblos originarios que hicimos campaña por la opción del rechazo, esperábamos el resultado que hoy ya conocemos. Porque sabíamos cómo es nuestro pueblo mapuche, habíamos pronosticado públicamente que ganaría la opción 'rechazo' por un 60%», apuntó el presidente de la Corporación de Profesionales Mapuche Enama, Hugo Alcamán, en declaraciones al periódico 'Araucanía Diario'.
Para Alcamán, «Chile necesita una nueva Constitución donde los pueblos originarios estemos incluidos, pero en forma responsable». Por ello defendió que el próximo texto «nos una como chilenos a todos quienes vivimos en nuestro hermoso país y se incorpore nuestro reconocimiento y legítimos derechos indígenas».
Durante la propia jornada de la votación se produjeron algunos incidentes en la zona de la Araucanía, tales como cortes de carreteras o un ataque a una torre de alta tensión.
El fin de semana también se dio a conocer un comunicado del grupo armado Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco-Malleco (CAM), en el que hacía un llamamiento a «seguir en pie de guerra ante el Estado chileno» y denunciaba la detención de mapuches por su activismo contra el «Estado racista y colonialista» chileno.
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