La oposición venezolana insta a tomar las calles para desafiar a la Asamblea Constituyente

Tras concluir el pasado viernes una huelga de 48 horas que dejó un balance de ocho muertos, pequeños grupos bloquearon con barricadas vías de Caracas y de ciudades como Maracaibo, San Cristóbal y Guayana, desatando peleas con militares y policías. Varias calles del este capitalino, bastión opositor, estaban desoladas y sin tránsito de coches aunque con muchos comercios abiertos.

"Es normal que haya temor, pero la gente sigue en la calle a pesar de todo. A partir del lunes, si hay alguien que está en aprietos, es el señor Maduro", advirtió el diputado Freddy Guevara respecto a la elección de la Constituyente del próximo domingo.

La oposición mantendrá las protestas pese a la prohibición del Gobierno de realizar movilizaciones que afecten la elección de los 545 asambleístas y su amenaza de cárcel hasta por 10 años a quienes la obstaculicen.

"Dice la derecha que le va a impedir al pueblo salir a votar. Jamás", afirmó Maduro en un acto de entrega de viviendas. Así, la Constituyente aumentó la tensión en un país polarizado y sumido en una crisis pese a su riqueza petrolera, con una brutal inflación y escasez de alimentos o medicinas.

Incluso un hombre de 18 años murió de un disparo el pasado viernes durante una protesta contra el régimen de Maduro en la ciudad de San Cristóbal, del estado de Táchira (al oeste del país). La cifra de muertos en cuatro meses de manifestaciones se mantiene en 113, porque el Ministerio Público sacó de su lista a una persona que había incluido entre las víctimas.

Y también fue detenido el alcalde opositor de Iribarren, Alfredo Ramos, por supuestamente no disipar las barricadas durante la jornada de protestas tal y como como había ordenado el máximo tribunal. Todo ello, asimismo, en un ambiente polémico con el Gobierno estadounidense.

El vicepresidente de EE UU, Mike Pence, en una reciente llamada telefónica insistió al líder opositor Leopoldo López, bajo arresto domiciliario, que su país responderá con más sanciones económicas si Maduro impone la Constituyente.

Pero Maduro ratificó que no hay marcha atrás, acusando a la oposición de intentar un golpe de Estado con apoyo de Washington y tildando de sumisos a gobiernos de Latinoamérica y Europa que piden frenar la Constituyente.

La Constituyente cuenta con apoyo del máximo tribunal, del poder electoral y de los militares, a quienes Maduro ha dado gran poder político y económico. "Nos queda jugarnos una carta, la carta que va a ganar este juego, y esa carta es la Asamblea Nacional Constituyente", manifestó Maduro, quien asegura que la iniciativa traerá paz y estabilidad económica.

La oposición se desmarcó alegando que su sistema comicial fue diseñado para que el Gobierno la controlase e hiciese una Carta Magna de índole dictatorial. El rechazo a la Constituyente afectaría su legitimidad, por lo que el Gobierno moviliza a sus bases buscando evitar la abstención tras los 7,6 millones de votos que la oposición asegura logró en el plebiscito simbólico que hizo hace dos semanas contra esa iniciativa.

Pero debido al método de elección, que combina sufragio por territorios y sectores sociales, el 62% de los 19,8 millones de electores podrá votar dos veces, dificultando el cálculo de participación. El poder electoral flexibilizó los requisitos de votación, permitiendo a los electores sufragar en cualquier centro de su municipio ante críticas de la oposición.