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Miles de simpatizantes de Bolsonaro exigen frente a un cuartel de Río de Janeiro la intervención de las Fuerzas Armadas. ANTONIO LACERDA / EFE

Bolsonaro pide ahora a sus seguidores que levanten los bloqueos de carreteras

El todavía presidente de Brasil elude criticar, sin embargo, a miles de sus partidarios que exigen una intervención militar contra Lula

iñigo fernández de lucio

Miércoles, 2 de noviembre 2022

Tras su tibia intervención del martes en relación con los cortes de carreteras protagonizados por miles de sus seguidores en protesta por la victoria electoral de Luiz Inácio Lula da Silva, Jair Bolsonaro elevó el tono de su discurso para tratar de poner fin a ... unas actuaciones que amenazaban con paralizar Brasil. «Despejen los caminos», pidió ayer a sus partidarios el todavía presidente del país en un vídeo compartido en sus redes sociales; argumenta que este tipo de protestas en concreto «lesiona el derecho de ir y venir de las personas, que está en nuestra Constitución, y siempre hemos estado dentro de las cuatro líneas de la Carta Magna».

El líder ultraderechista confesó que él también está «triste y rabioso» por la derrota, pero «es necesario mantener la cabeza en su lugar», advirtió a los centenares de camioneros que mantienen el corte de las principales vías en al menos una quincena de Estados en claro desafío a las órdenes del Tribunal Supremo Electoral. El de los camioneros es un electorado clave de Bolsonaro, ya que se benefició de sus políticas para bajar los precios del combustible. La Policía de Carreteras contabilizaba ayer 167 barricadas en distintos puntos del país, sobre todo en Santa Catarina y Mato Grosso, donde el presidente saliente tiene un fuerte apoyo popular. El lunes había casi 500 cortes de carretera.

Los bloqueos han causado ya severos reveses a la economía. Hay problemas en la distribución de combustible, la producción de carne, la entrega de alimentos a supermercados y el envío de cereal a los puertos para su exportación. Y Anvisa, la agencia nacional de salud, advirtió que los bloqueos podrían provocar escasez de suministros médicos. La Policía se emplea a fondo para contener las protestas, aunque se investigan algunos casos de «pasividad» con los manifestantes. Ha habido enfrentamientos en algunas barricadas, sin daños personales hasta el momento.

«Liberen las carreteras», les urgió ayer Bolsonaro, advirtiendo a sus seguidores de que no pueden «perder su legitimidad» con acciones contrarias a la Constitución. «Otras manifestaciones que está habiendo en todo Brasil, en las plazas, son parte del juego democrático», contrapuso el presidente en funciones, quien no precisó si entre estas protestas que él considera legítimas incluye las concentraciones que miles de sus simpatizantes llevaron a cabo ayer frente a los cuarteles de algunas de las principales ciudades para exigir una «intervención militar» que impida a Lula llegar al Gobierno. En cualquier caso, Bolsonaro no descalificó de forma explícita estas actuaciones.

Los manifestantes solicitaron a las fuerzas armadas un golpe que «clausure» el Parlamento y la Corte Suprema y que mantenga al actual gobernante en el poder. Al grito de «resistencia civil» o «Lula, ladrón, tu lugar es la prisión», las principales protestas -en las que no faltaron las estampas de oraciones multitudinarias- tuvieron lugar en Sao Paulo, Brasilia y Río de Janeiro. Fueron convocadas a través de los habituales canales de ultraderecha de las redes sociales. Un medio de difusión que las bases bolsonaristas han utilizado desde la victoria electoral de su líder en 2018, siguiendo al dedillo el manual de estilo populista que extendió Donald Trump en Estados Unidos.

«No debería haber jugado»

El temor a un traspaso del poder turbulento continúa presente, ya que podría darse una ruptura entre el bolsonarismo institucional y sus bases más radicales. Mientras los más exaltados se organizan para protestar, los miembros del Gobierno admiten ya sin tapujos su derrota y hacen los preparativos para una transición «ordenada» del poder. Por ejemplo, el aún vicepresidente, Hamilton Mourao, aseguró ayer que no comparte la opinión de quienes afirman que hubo fraude electoral, si bien considera que «uno de los jugadores», por Lula, no debió de haber participado. «Nosotros estuvimos de acuerdo en participar en un juego con otro jugador que no debería haber jugado. Si estuvimos de acuerdo no hay nada que reclamar. A partir de ahí no tiene sentido llorar más, perdimos el juego», zanjó Mourao en el diario 'O Globo'.

Un camionero se coloca delante de un dispositivo policial preparado para disolver el bloqueo de una autopista en Río de Janeiro. Miguel Schincariol / AFP

Mourao subrayó que cuando se autorizó la candidatura de Lula «deberían haber salido a las calles, pero no lo hicieron. Hay 58 millones de inconformes, pero aceptaron participar en el juego, así que tienen que calmarse», dijo. Lula fue exonerado de sus dos condenas por corrupción en marzo de 2021, tras 580 días entre rejas. El Tribunal Supremo decretó que no había tenido un juicio justo porque el magistrado no fue imparcial y tampoco el tribunal que lo condenó era competente para ello.

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