Chile deja la reforma constitucional en manos de la ultraderecha

El presidente de la oposición, José Antonio Kast, afirmó este lunes, tras conocerse los resultados, que «podemos respirar un poco más tranquilos y decir con responsabilidad y con esperanza que es el primer día de un futuro mejor para nuestro país». Los republicanos se han convertido en el partido más votado a nivel nacional en una consulta desde el retorno a la democracia, con el 36% de los sufragios.

La extrema derecha, que es defensora acérrima del modelo neoliberal aprobado en 1980 bajo el régimen militar, ahora cuenta con el poder suficiente para vetar cualquier propuesta de cambio. El pasado año ya se había adelantado un proceso constitucional liderado por la izquierda, pero fue rechazado en un referéndum en septiembre.

Tras la derrota, el presidente, Gabriel Boric, invitó al Partido Republicano a no cometer el mismo error de la coalición con el proyecto anterior. «La pasada propuesta fracasó entre otras cosas porque no supimos escucharnos entre quienes pensábamos distinto», declaró.

Además, Boric insistió en que se vuelve «a tener una oportunidad de construir con diálogo y encuentro lo que represente de la mejor manera los anhelos de todos». El actual documento de Estado ha sufrido 62 modificaciones hasta abril de 2022. Pero el pueblo acusaba de que el proceso de cambio era muy rígido, ya que requería mayoría de dos tercios o de tres quintos de los diputados y senadores actuales, por lo que decidieron formar una comisión.

Ya en 2019, Santiago de Chile acogió masivas manifestaciones que pedían una nueva Carta Magna. La violencia dejó entonces 33 muertos y miles de heridos. Las protestas concluyeron con un plebiscito en 2020, en plena pandemia, en el que se aprobó la redacción de un texto que recogiera las leyes fundamentales.