Alberto Fernández gana las elecciones en Argentina

Según las primeras cifras oficiales informadas por el ministro del Interior tres horas después del cierre de la jornada de votación, la competencia se polarizó entre los dos principales rivales.

Fernández obtenía 47,2 por ciento de los votos frente a 41,3 por ciento de Macri. El exministro de Economía Roberto Lavagna salió tercero con 6,1 por ciento. Mientras que otros tres candidatos obtuvieron menos de dos por ciento.

Los observadores anticipaban que a medida que se añadan los votos de la provincia de Buenos Aires, el más populoso distrito electoral, los números podrían variar el resultado, pero no la tendencia que ya sería irreversible.

Para ganar en primera vuelta, el candidato a presidente más votado en Argentina necesita obtener al menos 45 por ciento de los votos o 40 por ciento y una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el segundo.

En la provincia de Buenos Aires, con 64 por ciento de los votos contabilizados, el opositor peronista Axel Kicillof, ganó la gobernación con 51,9 por ciento de los sufragios sobre 38,7 por ciento de la actual mandataria provincial, Maria Eugenia Vidal, la delfín de Macri.

Por su parte el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, hizo la mejor elección del oficialismo con 55 por ciento de los votos y de esa manera se declara vencedor en primera vuelta con más de 80 por ciento de los votos.

Las elecciones se celebraron en un clima de tranquilidad y concurrieron a las urnas casi 81 por ciento de los inscriptos en el padrón nacional.

Las encuestas indicaban que el favorito para la presidencia era el opositor peronista Alberto Fernández, con la expresidenta Cristina Fernández como candidata a vicepresidente.

De acuerdo a los sondeos, el presidente Mauricio Macri, que iba por su reelección, llegaría segundo. La ventaja de Fernández había sido de 17 puntos porcentuales en las primarias de agosto y si esa diferencia se mantenía este domingo el candidato opositor podía ser proclamado presidente electo hoy mismo. Pero el gobierno esperaba que la brecha fuera menor y que Macri tuviera la posibilidad de competir con Fernández en una segunda vuelta el 24 de noviembre.

El primer referente del gobierno que hizo declaraciones en ese sentido fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña. El funcionario pareció poner en duda el escrutinio provisional que realiza el propio ministerio del Interior para conocer al ganador en la misma jornada sin tener que esperar el conteo definitivo que tarda unas dos semanas. «Es posible que tengamos que esperar el escrutinio definitivo para saber exactamente qué es lo que termina ocurriendo con la elección», declaró Peña sugiriendo un resultado parejo.

Más tarde, tras emitir su voto, el presidente coincidió con su principal colaborador. Eludió hacer referencias a la expectativa de una jornada de fuerte tensión cambiaria con la apertura de los mercados. En cambio admitió estar «ansioso» por los resultados.