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Manifestantes protestan este lunes en Puerto Príncipe por la visita del primer ministro, Ariel Henry. Ricardo Arduengo / REUTERS
EE UU apoya en la ONU la intervención en Haití

EE UU apoya en la ONU la intervención en Haití

El Consejo de Seguridad estudia el despliegue de una fuerza de acción rápida

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Lunes, 17 de octubre 2022

El terrorífico descenso de Haití a la violencia y el caos ha llevado al Gobierno a una petición impensable hace cinco años, cuando logró la retirada de los cascos azules de la ONU que le llevaron el cólera. Ahora suplica no solo la vuelta de ... Naciones Unidas, sino una intervención militar que restablezca el orden. En un país donde el 60% de la capital está en manos de las bandas armadas, que tienen en jaque al Ejecutivo y como rehén las instalaciones energéticas, solo queda llamar a la ayuda de los países más poderosos.

«Queremos ver que nuestros vecinos como Estados Unidos y Canadá toman el liderazgo y se mueven rápido», reclamó la semana pasada el embajador de Haití en Washington, Bocchit Edmon. Sus deseos se hicieron realidad este lunes, cuando la Casa Blanca apoyó en el Consejo de Seguridad una intervención militar que vaya más allá de la fuerza de acción rápida que ha propuesto el secretario general de la ONU, António Guterres, para atajar el brote de cólera y el hambre.

Urge devolver el control del país a manos de un Gobierno con el que la comunidad internacional pueda colaborar. Urge poner fin a la salvaje carnicería de las violentas bandas que, según Helen La Lime, alta representante de la ONU en Haití, han llevado los abusos de Derechos Humanos y las violaciones de niños y ancianos a cotas «alarmantes».

Niños y ancianos violados

Niñas y niños de apenas 10 años y ancianas de más de 70 son víctimas de estas bandas, que comenzaron en los tugurios de Cite Soleil y ahora controlan todos los barrios bajos de Puerto Príncipe. Lo que a ellos se les escapa lo arrasa el cólera, que en poco más de dos semanas desde que se reportó el primer caso se extiende como la pólvora.

Urge atajarlo rápido, pero también devolver un mínimo de seguridad que permita trabajar a los médicos y las organizaciones humanitarias. Todo eso es lo que discutió a puerta cerrada el máximo órgano de la ONU, cuyos embajadores saben que no hay tiempo que perder.

Desde que el pasado 16 de septiembre el Gobierno de Ariel Henry anunció que retiraba los subsidios al combustible, las violentas manifestaciones han sido diarias. Las bandas callejeras han aprovechado ese malestar para hacerse fuertes y bloquear el suministro de combustible en un secuestro por cuyo rescate piden hasta asientos ministeriales en el Gobierno.

La situación no puede ser más crítica, ni más urgente. «El dramático deterioro de las condiciones de seguridad ha paralizado el país», advirtió la semana pasada el informe del secretario general presentado al máximo órgano de la ONU. «Las bandas criminales han tomado el control de las instalaciones estratégicas vitales, incluyendo el puerto internacional de Puerto Príncipe y la terminal de combustible de Vaerrux, la más importante del país».

Con la práctica paralización de servicios críticos, como la distribución del agua, el saneamiento, la recogida de basuras, la electricidad y los centros de salud, el cólera no podía encontrar un entorno más propicio. Más de la mitad de los casos detectados han sido mortales y se han concentrado en niños. «Sin libertad de movimiento ni combustible, Haití no podrá salir adelante de esta crisis», sentenció La Lime.

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