marcela valente
Buenos Aires
Domingo, 24 de noviembre 2019, 20:59
Luis Lacalle Pou, un dirigente centroderechista de 46 años, se proyectaba este domingo como el futuro presidente de Uruguay tras derrotar al candidato izquierdista Daniel Martínez en segunda vuelta. Con su victoria, fruto de una amplia coalición de partidos que unieron sus ... fuerzas para el balotaje, el izquierdista Frente Amplio, que gobierna el país sudamericano desde hace 15 años, vuelve a la oposición.
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Lacalle, hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle (1990-95) y de la exsenadora Julia Pou, había quedado segundo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en la que apenas consiguió el 28% de los votos. Martínez ganó entonces con un 39% de los apoyos, un porcentaje magro comparado con los que habían conseguido los candidatos del Frente Amplio en anteriores comicios.
Para la segunda vuelta, Lacalle tejió una gran alianza con partidos de centro y de derecha, lo que le permitió sumar apoyos importantes para medirse en igualdad de condiciones con el Frente Amplio. Durante la campaña, mientras Martínez procuraba realzar los avances conseguidos en materia de ampliación de derechos, el ahora presidente electo apuntaba a los costados más débiles de la Administración del presidente Tabaré Vázquez: el aumento de la inseguridad, la presión impositiva y un preocupante déficit fiscal.
La primera ronda fue como un plebiscito para el gobierno. Una amplia mayoría votó otras alternativas, fruto del desgaste del oficialismo, en el poder desde 2004, año en el que Vázquez se impuso por primera vez. Después fue el período del exmandatario José Mujica y de nuevo Vázquez. Martínez, que fue alcalde de Montevideo, no logró convencer a la mayoría del electorado.
Lacalle es diputado y senador por el centrista Partido Blanco desde 2002. Desde su escaño votó siempre contra las iniciativas del oficialismo en materia de derechos como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario, la ley de regulación de la marihuana o la que protege a las personas transexuales.
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En 2014 se postuló como candidato a la presidencia y perdió frente a Vázquez. Fue el golpe más duro de su vida, según confesó entonces. Pero el deterioro del Gobierno y sobre todo el incremento de delitos en un país acostumbrado a unos índices de criminalidad europeos, le dieron una nueva oportunidad.
En primera vuelta, los votos se repartieron entre múltiples opciones opositoras. Lacalle tuvo el mérito de ser el preferido entre todos ellos. Los líderes de los demás partidos aceptaron formar una coalición para la segunda ronda y las encuestas ya anticipaban que ese colectivo improvisado sería la mejor alternativa para la mayoría. En este sentido, resultó clave el apoyo del exgeneral Guido Manini Ríos, candidato derechista que en la primera vuelta obtuvo 11% de los apoyos y apostó por Lacalle en la segunda votación. Manini llegó a pedir a los miembros de las Fuerzas Armadas que no votasen a la izquierda.
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De nada sirvieron los intentos de Martínez de vincular al candidato de la oposición con la actual crisis en Argentina o Chile para intimidar al votante. Tampoco el giro de último momento de prometer que en su eventual gabinete se sentarían grandes figuras del Frente Amplio como el popular Mujica o el exministro de Economía, Danilo Astori.
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