Karen Pinto Garzón
Lunes, 7 de septiembre 2020, 14:22
La reputación de la política latinoamericana se ha hecho añicos en los últimos días. Varios exmandatarios están inmersos en casos de corrupción y sus investigaciones, condenas y arrestos se han consumado recientemente. Hay de todo, desde la malversación de fondos públicos, pasando por una presunta ... compra de testigos, hasta la supuesta participación en el asesinato de un ciudadano israelí.
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Aunque la corrupción no es una novedad en Latinoamérica, en las últimas décadas tanto presidentes de izquierda como de derecha cuentan con un historial especialmente llamativo por sus deudas con la Justicia y sus ansias de permanecer en el poder a toda costa, ya sea con su continuidad o dejando a sus pupilos al mando. Un claro ejemplo es el expresidente de Ecuador, Rafael Correa; sus detractores le tachan de autoritario y de censurar la libertad de expresión, pero quienes le apoyan hablan de reformas significativas en la educación, sanidad e infraestructura.
Después de diez años al mando, en 2017 le cedió el poder a su mano derecha, el actual mandatario Lenin Moreno, pero una vez consiguió el trono le traicionó. Ahora son enemigos acérrimos. Y Correa, que está en Bélgica, intenta postularse como vicepresidente para los comicios de febrero de 2021, pero su candidatura es poco probable porque ha sido condenado a ocho años de prisión por participar en una supuesta red de corrupción de su partido para obtener fondos a cambio de millonarios contratos.
La Corte Nacional de Justicia ratificó la condena el viernes, y hoy da el veredicto final de si acepta o no el recurso de casación de Correa, que le permitiría seguir luchando por su inocencia. Si finalmente lo condenan quedaría inhabilitado políticamente los próximos 25 años. Por eso, los correistas argumentan que es una artimaña del Gobierno para invalidarlo en la política, pues aún cuenta con un amplio apoyo popular.
Si de candidatos con antecedentes se trata, Venezuela no se queda atrás. Henrique Capriles, uno de los líderes opositores más importantes, apoyará a gente de su confianza para las parlamentarias de diciembre, pese a su historial, pues fue acusado de corrupción en 2018 ante la Contraloría General. El dos veces candidato a la presidencia se mantiene firme para las elecciones, pero no lo tiene fácil porque varias voces vaticinan un fraude del régimen de Nicolás Maduro.
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Otro exmandatario que ha querido mantenerse en el poder es Álvaro Uribe Vélez, y lo ha logrado: convirtiendo a su pupilo, Iván Duque, en el jefe de Estado desde 2018. Pero a costa de una polarización absoluta desde hace dos décadas que divide al país entre uribistas y antiuribistas. El exjefe de Estado fue puesto en arresto domiciliario el pasado 4 de agosto, acusado de soborno y fraude procesal por una investigación iniciada en 2018, debido a una presunta manipulación de testigos, que habría empleado tras las acusaciones en su contra por supuestos vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico.
El historial político de Ecuador es difícil de creer: en un solo año tuvo tres presidentes, uno de ellos fue Abdalá Bucaram, quien gobernó durante seis meses, desde agosto de 1996 a febrero de 1997, un cortísimo periodo porque el Congreso ecuatoriano lo destituyó por su «incapacidad mental» para liderar la nación. Y sigue dando de qué hablar. Fue detenido el pasado 12 de agosto en su domicilio por presunta delincuencia organizada a causa del asesinato de un ciudadano israelí en una cárcel el pasado 8 de agosto. La víctima le habría vendido ilegalmente productos sanitarios al hijo del exmandatario, Jacobo Bucaram, para revenderlos.
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Días más tarde, se filtraron unos audios de las conversaciones que el israelí mantuvo con Bucaram padre, en los que le planteaba ayuda para sacarle de prisión. Actualmente, el expresidente se encuentra hospitalizado debido a que «le dio un paro cardíaco» y su estado actual es de «pronóstico reservado».
La cosa no termina ahí. Estas semanas han sido una 'bomba' que ha estallado con más casos de corrupción. Y en México ha ocurrido por partida triple. El exdirector de Pemex (Petróleos Mexicanos), Emilio Lozaya, que fue extraditado desde España por recibir 10,5 millones de dólares (8,8 millones de euros) en sobornos de la constructora Odebrecht, hace unos días acusó a tres expresidentes del país -Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y Carlos Salinas de Gortari- de recibir grandes sumas de dinero por esta trama.
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Lozoya dijo que Peña Nieto, que gobernó de 2012 a 2018, y su mano derecha, Luis Videgaray -secretario de Hacienda durante su mandato-, le indicaron que usara 120 millones de pesos (4,6 millones de euros) para ganar los votos de cinco senadores y un diputado en favor de la reforma energética en 2013. Su Gobierno fue marcado por la corrupción, y las desapariciones masivas, como la de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, cuyos cuerpos nunca fueron encontrados.
Los próximos días serán claves para conocer el destino de quienes hace poco gobernaban Latinoamérica, en países donde hasta la Justicia está en duda.
3expresidentes mexicanos han sido acusados de participar en el caso de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht durante el mandato de Enrique Peña Nieto.
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