dagoberto escorcia
Miércoles, 28 de julio 2021, 23:10
Juró por todos y prometió el cielo y la tierra. José Pedro Castillo Terrones, de 51 años, nuevo presidente del Perú, lanzó un discurso que seguro emocionó a la mitad de su país y provocó urticaria e incredulidad en la otra mitad. Juró por Dios, ... por su familia, por los campesinos, pescadores, ronderos -campesinos que lucharon contra Sendero Luminoso-, docentes, pueblos originarios, profesionales, niños, jóvenes y mujeres. No se olvidó de nadie en su discurso de más de una hora y cuyo juramento culminó con el sueño de un Perú sin corrupción y al que dotará de una nueva Constitución. El profesor rural, líder del partido Perú Libre, declarado leninista-marxista, dictó una lección apropiada para el día que este país celebraba su Bicentenario y en la que dibujó su soñado Perú y anunció todos sus objetivos como presidente, el quinto que llega al Gobierno en apenas cinco años.
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Llegar al poder no le fue fácil a Castillo. Tuvo que esperar a que la junta electoral y las comisiones extranjeras que vigilaron por el buen desempeño de las elecciones descartaran todas las denuncias de fraude presentadas por su oponente, Keiko Fujimori. Tampoco será un camino de rosas ejecutar todo lo que pretende realizar en el país sudamericano más castigado por la pandemia de la Covid-19. No tiene mayoría en el Congreso, pero ganas y promesas a Castillo le sobran: «No los defraudaré», aseguró con firmeza ante un público entre los que se encontraba el Rey Felipe VI y cinco mandatarios de países vecinos: Iván Duque (Colombia), Guillermo Lasso (Ecuador), Sebastián Piñera (Chile), Luis Arce (Bolivia) y Alberto Fernández (Argentina). No así el presidente saliente de Perú, Francisco Sagasti, al que la nueva presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, le negó la entrada y lo obligó a entregar la banda presidencial para ser ella quien se la colocara a Castillo, una decisión que anuncia los días duros que tendrá que afrontar el nuevo presidente.
«Esta vez un gobierno del pueblo ha llegado para gobernar con el pueblo y para el pueblo», dijo Castillo al comienzo de su primera declaración como presidente peruano. «Construiremos desde abajo. Es la primera vez que este país será gobernado por un campesino. Es la primera vez que un partido político formado en el interior del país gana las elecciones democráticamente, y que un maestro rural es elegido para ser presidente de la república», añadió. Dijo que por sus venas corría el orgullo y el dolor del Perú.
Vestido con traje andino negro bordado, el clásico sombrero chotano, blanco y de copa alta, el mandatario señaló que su prioridad es la lucha contra la pandemia. En este sentido prometió una transferencia inmediata de 700 soles a las familias más vulnerables que se han visto más afectas por el virus. «La salud física y mental en nuestro Gobierno será un derecho fundamental». En este sentido prometió acabar con el centralismo que somete a muchos ciudadanos a acudir a los centros hospitalarios de Lima en busca de un mejor tratamiento y de medicamentos.
Anunció que presentará un proyecto de ley ante el Congreso para viabilizar la Asamblea Constituyente. Agregó que luego será sometido a referéndum. «Insistiremos en la propuesta siempre en el marco de la ley con los instrumentos legales, nunca se hará tabla rasa de la legalidad. Tendremos que conciliar posiciones con el Congreso porque será aquí donde se tendrán que aprobar las normas correspondientes». Dio un «no» sentido a que Perú siguiera condenado a ser prisionero de esta Constitución.
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Economía. El mandatario advierte en su discurso que «todo proyecto que no tenga rentabilidad social, no va»
Habló de la reactivación económica, y tranquilizó a muchos empresarios al decir que siempre respetara la propiedad privada, pero eso sí, acabará con los monopolios. «Este Gobierno no estatizará la economía». Sin embargo, anunció que «todo proyecto que no tenga rentabilidad social, no va». Castillo también puso mucho énfasis en la educación. Dijo que declarará la enseñanza pública en estado de emergencia, al mismo tiempo que anunciaba un ministerio que reconozca las diversas culturas y lenguas del país.
En la última fase de su discurso anunció que no gobernará desde la Casa Pizarro, que la donará para que se convierta en museo. Y acabó con tres frases en quechua: «Una sola voz, un solo corazón y una sola dirección. Viva Perú y viva la Patria».
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Felipe VI representó este miércoles a España en la investidura de Pedro Castillo como presidente de Perú. Se trata de la sexta ocasión en que acude a la toma de posesión de este país de un mandatario iberoamericano. En el evento estuvieron presentes otros jefes de Estado y de Gobierno como el colombiano Iván Duque, el chileno Sebastián Piñera, el argentino Alberto Fernández, el boliviano Luis Arce, el ecuatoriano Guillermo Lasso, así como los vicepresidentes de Brasil y Uruguay y el enviado de EE UU, el secretario de Educación, Miguel Cardona.
El Rey mantuvo la víspera un encuentro con Castillo en el que ambos trataron los vínculos culturales de ambas naciones e incidieron en el «fortalecimiento» de los «lazos de amistad». El presidente peruano se reunió también con Lasso y con el exmandatario boliviano Evo Morales.
Felipe VI acudió a Lima junto al secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe, Juan Fernández Trigo. Durante su visita se entrevistó con el presidente saliente, Francisco Sagasti, y participó en un evento por el bicentenario de la independencia de Perú.
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