I. Ugalde
Jueves, 7 de octubre 2021, 19:38
Seis semanas después de sobrevivir en el Parlamento a un voto de confianza, un terremoto político se ha llevado por delante al Gobierno de Perú. El seísmo, que abre una fisura de consecuencias impredecibles con el ala radical del partido oficialista, lo ha provocado el ... presidente del país, el izquierdista Pedro Castillo, al pedir la renuncia del jefe del Ejecutivo, Guido Bellido, y otros seis ministros. Su ruptura con el sector duro de la formación marxista Perú Libre que le aupó a la jefatura del Estado ha dado paso así a un gabinete más moderado a los 70 días de mandato.
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La completa remodelación del Ejecutivo fue anunciada la noche del miércoles (madrugada del jueves en España) por Castillo en una breve alocución sorpresa de unos tres minutos transmitida por la televisión estatal. Poco después se ponía rostro a los nuevos integrantes del gabinete. El más sonado, el nombramiento de Mirtha Vásquez, expresidenta del Congreso y miembro del izquierdista Frente Amplio, en reemplazo de Bellido.
El primer ministro –hombre de confianza de Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre– dijo desconocer las causas de su cese. Se limitó a afirmar que ejerció el cargo «con decoro». Sin embargo, eran sabidas su tensiones con el Parlamento, de mayoría opositora. Además era investigado por presunta apología del terrorismo tras ensalzar en redes sociales a Edith Lagos, una fallecida militante de la guerrilla Sendero Luminoso. Y desde el miércoles tenía una orden de alejamiento por presunta violencia machista contra la legisladora conservadora Patricia Chirinos.
Castillo prescindió de otros seis ministros leales al ala dura del oficialismo. Se trata de los titulares de Interior, Educación, Trabajo y Promoción del Empleo, Producción, Energía y Minas, y Cultura. Dichas carteras pasan ahora a manos de políticos más moderados como Luis Barranzuela, Carlos Gallardo, Betssy Chávez, José Incio, Eduardo Gonzáles y Gisela Ortiz, respectivamente.
En el caso de Betssy Chávez llama la atención que sustituye a Iber Maraví, aliado de Castillo. No obstante, la oposición planeaba censurarlo, como hizo con Bellido y con el excanciller Héctor Béjar, un exguerrillero que tuvo que dimitir a los 19 días de iniciado el Gobierno. El rechazo a Maraví obedecía a la difusión de unos interrogatorios policiales que lo vinculaban con Sendero Luminoso.
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La nueva primera ministra tendrá ahora de un mes para acudir al Congreso a presentar su plan de trabajo y solicitar el voto de confianza de un Ejecutivo que como novedad incrementa a cinco la residual presencia femenina. Antes era solo dos sobre un total de diecinueve ministerios.
Si bien se espera que el nuevo gabinete logre la luz verde del Parlamento sin contratiempos tras haber sido aplaudidos ayer los cambios por la oposición, no ocurre lo mismo con Cerrón, el cual rechazó la presencia de «conservadores, 'caviares' (izquierda acomodada) y traidores» en el nuevo Gobierno. «Es momento de que Perú Libre exija su cuota de poder o tome una posición firme», expresó en un mensaje de Twitter que hace temer una ruptura con el Ejecutivo.
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