COLPISA
Miércoles, 31 de agosto 2016, 19:20
Michel Temer, de carácter frío, calculador y con una dilatada experiencia política, ha pasado de maniobrar entre bambalinas a la Presidencia de Brasil, sin acudir a las urnas.
Publicidad
El nuevo presidente juró ante el Congreso Nacional, un cargo al que fue alzado por la destitución ... de la gobernante Dilma Rousseff, decidida apenas unas horas antes por el Senado. "Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución de la República, observar sus leyes, promover el bien general del pueblo brasileño y sustentarle la unión, la integridad y la independencia de Brasil", dijo Temer, que era vicepresidente de Rousseff y la sustituyó interinamente el 12 de mayo, cuando fue suspendida de sus funciones.
En la mesa de la dirección del Congreso, Temer fue flanqueado por los presidentes del Senado, Renán Calheiros, de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, y de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, quien dirigió las sesiones del juicio político contra Rousseff en su condición de garante constitucional del proceso.
En su camino hacia la mesa de la dirección, Temer se detuvo a saludar a los parlamentarios casi uno a uno e incluso llegó a posar con muchos de ellos para "selfies" tomadas con teléfonos. El acto fue "rápido y sencillo", sin discursos, tal como se hizo en 1992 con la toma de posesión de Itamar Franco, quien sucedió a Fernando Collor de Mello después de que este también perdiera el poder, en ese caso en medio de un grave escándalo de corrupción.
La investidura de Temer ha cerrado un capítulo de una tormentosa crisis política que se gesta desde 2014 pero se agudizó en diciembre del año pasado, cuando el Congreso aceptó a trámite el proceso que ha acabado con el mandato de Rousseff, quien hoy insistió en que ha sido víctima de un "golpe de Estado parlamentario".
Publicidad
Esa crisis se aceleró el 12 de mayo pasado, cuando el Senado instauró oficialmente el juicio político contra la ahora exjefa de Estado y Brasil pasó a convivir con dos presidentes: la suspendida Rousseff y el interino Temer.
Crisis económica
La conclusión de este capítulo no significa necesariamente el fin de la crisis política, que se suma a una aguda recesión económica que estalló hace dos años y hoy se confirmó que continúa, con la caída del 3,8% registrada por el PIB en el segundo trimestre, en relación al mismo período del año pasado.
Publicidad
Uno de sus objetivos es plantear sus planes para sacar a Brasil de ese abismo económico, que incluyen desde un duro recorte del gasto público hasta un ambicioso plan de privatizaciones aún no detallado oficialmente, pero que se abrirá a la inversión externa.
Según han dicho hasta ahora fuentes del Gobierno de Temer, las privatizaciones pasarán sobre todo por los sectores de aeropuertos, puertos, carreteras, ferrocarriles, distribución de electricidad y saneamiento básico, en los que Brasil tiene colosales necesidades.
Publicidad
El Gobierno también espera por la aprobación del Parlamento a una propuesta que anulará la obligación legal que, hasta ahora, tiene la estatal Petrobras de participar en todos los yacimientos del llamado presal, un horizonte de hidrocarburos que atesora enormes riquezas de gas y petróleo bajo el océano Atlántico, frente a Río de Janeiro.
Una vez aprobada esa reforma, la intención del nuevo Gobierno es abrir las puertas del presal a las grandes empresas petroleras del mundo, interesadas en esos yacimientos pero hasta ahora desconfiadas por la obligatoriedad de asociarse a Petrobras.
Publicidad
Sin el respaldo de las urnas
A los 75 años, Michel Miguel Elias Temer Llulia -abogado constitucionalista, católico y descendiente de una familia de origen libanés- asume un país dividido políticamente y en recesión, pero inflado de nacionalismo tras unos Juegos Olímpicos que han puesto a Brasil ante la mirada del mundo.
Mientras los brasileños seguían atentos al ruido de los Juegos, el proceso destituyente contra Dilma Rousseff avanzaba y Temer, presidente interino desde mayo, se afianzaba en el cargo y lograba que las denuncias por corrupción que le salpicaban pasaran desapercibidas.
Noticia Patrocinada
Apenas apagados los fuegos artificiales, Temer abandona el apellido de "interino" y asume la jefatura del Estado de forma plena tras acompañar a Rousseff como vicepresidente desde 2011, liderar durante quince años el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el más importante del país, y ocupar tres veces la presidencia de la Cámara de Diputados.
Una larga carrera política que le permitió cultivar un importante caudal de influencia entre bastidores, pese a que nunca fue candidato a la Presidencia y probablemente no lo habría conseguido con el respaldo de las urnas si lo hubiera intentado.
Publicidad
Cuando asumió la Presidencia interina en sustitución de Rousseff, en mayo, apenas arrastraba el 3% de intención de voto, según las encuestas. Hoy roza el 10%."Temer no sería elegido ni para presidir la comunidad de vecinos de su edificio", comenta un alto funcionario de la Cancillería que pide el anonimato.
Paradójicamente, quien hoy es calificado de "verdugo" de la ya expresidenta, e indirectamente del Partido de los Trabajadores, llegó a las puertas del poder de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva, el líder del PT, para acompañar a Rousseff en la vicepresidencia, en enero de 2011. "Me equivoqué con el vicepresidente", se lamentó en numerosas ocasiones Rousseff.
Publicidad
Escándalos de corrupción
Este matrimonio de conveniencia nunca tuvo una relación fluida y Temer decidió terminarlo a finales del pasado año, cuando Rousseff empezaba a acusar el desgaste de su aislamiento y del deterioro económico. Fue entonces cuando divulgó una carta en la que denunciaba que Rousseff le trataba como un "vice decorativo" y que se sentía como un "accesorio".
Arropado por el poderoso Eduardo Cunha, que abandonó la presidencia de la Cámara de Diputados acusado de corrupción, Temer se movió rápido y apuró su red política para hacerse con el poder.
El 12 de mayo, Rousseff fue separada de la Presidencia temporalmente. Temer se puso la banda presidencial y se arrogó el papel de "salvador" del país con la promesa de superar la profunda crisis económica y política.
Publicidad
En sus planes no cabía una sustitución provisional: "Gobierno como si fuera para siempre", dijo a periodistas extranjeros. Temer afronta el desafío de mantener las alianzas que le sostienen, reconducir la economía y recuperar la confianza de la sociedad brasileña en su desprestigiada clase política.
Sus primeros pasos como presidente interino levantaron ampollas y le obligaron a rectificar, en medio de críticas por la ausencia de mujeres y negros en su gabinete. Los escándalos de corrupción le obligaron a cambiar a tres miembros del Gobierno en las primeras semanas y él mismo carga con sospechas similares. Hábil negociador en la sombra, Temer mantuvo un perfil público bajo y cultivó una imagen de sobriedad y un lenguaje rebuscado que le valieron el apodo de "mayordomo de una película de terror" entre sus adversarios políticos.
En los últimos meses ha tratado de cambiar esa imagen, pero no parece haberlo conseguido.
El sonoro abucheo que sacudió el estadio de Maracaná durante la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos le mantuvo al margen de la cita internacional. Tanto, que ni siquiera fue a la clausura. "Estaré en la inauguración de los Paralímpicos", anunció a la prensa cerca del final de los Juegos, el único día que apareció en el parque olímpico, donde se multiplicaron los carteles con la frase "Fora Temer".
La próxima semana volverá a Maracaná para inaugurar los Paralímpicos. Aún no se sabe si estará acompañado de su mujer, Marcela, una ex reina de la belleza local 43 años más joven que él, madre de su hijo pequeño, Michelzinho, y musa de los encendidos versos que el presidente escribe en servilletas de papel en su tiempo libre. "Me falta tristeza/ Instrumento movilizador / De mis escritos. (...) Lamentablemente / Todo anda bien", escribió en uno de sus poemas.
Publicidad
Textos que, según la crítica, demuestran su "falta de trascendencia artística" y auguran que, si Temer quedara en los libros de historia, no sería como el presidente poeta.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.