alexandra valencia y carlos grawlins / reuters
Jueves, 28 de abril 2016, 10:15
Los altos precios de Venezuela y la escasez crónica han dejado a muchas familias luchando para poner un plato de comida en sus mesas. La recesión y una economía controlada por un estado disfuncional están forzando a muchos en el país sudamericano a reducir el ... consumo diario o comer de forma menos equilibrada.
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Alida González, un ama de casa de 65 años de edad, y sus cuatro miembros de la familia en el barrio pobre de Caracas de Petare se saltan sistemáticamente una comida al día y, cada vez más, dependen de almidones para compensar las proteínas que son demasiado caras o, simplemente, no está disponibles.
"Con el dinero que antes necesitaba para el desayuno, el almuerzo y la cena, ahora podemos comprar sólo el desayuno, y no muy bueno", dijo González en su casa.
Hace unos días, la comida disponible en su casa era sólo medio kilo de pollo, cuatro plátanos, un poco de aceite de cocina, un pequeño paquete de arroz, y un mango. La familia no sabía cuando iban a ser capaces de comprar más.
En un reciente estudio realizado por investigadores de tres universidades importantes, a menudo críticas con el gobierno, el 87% de los encuestados dijo que sus ingresos eran insuficientes para adquirir alimentos.
El estudio hecho con cerca de 1.500 familias reveló el aumento de los carbohidratos en las dietas, y se encontró que el 12% de los entrevistados no comen tres comidas al día.
Los partidarios del gobierno han señalado en otras ocasiones el orgullo que sienten de la mejora de la alimentación bajo el mandato del líder socialista Hugo Chávez, que utilizó los ingresos del petróleo para subsidiar los alimentos para los pobres durante su gobierno de 14 años y con ello se ganó los aplausos de las Naciones Unidas.
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Pero el presidente Nicolás Maduro, el sucesor de Chávez, se ha enfrentado a un colapso en el precio del petróleo, que proporciona casi toda la renta extranjera. Él además ha culpado a una "guerra económica", liderada por la oposición, aunque los críticos se burlan y lo consideran una excusa.
De cualquier manera, los venezolanos están cansados. Un salario mínimo es ahora sólo alrededor del 20 por ciento del costo de alimentar a una familia de cinco miembros. Las colas en el supermercado se forman antes del amanecer.
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"Tienes que entrar en estas colas sin fin - durante todo el día, cinco de la mañana hasta las tres de la tarde - a ver si te da un par de pequeños sacos de harina o un poco de mantequilla," dijo el taxista Jhonny Méndez, de 58 años. "Te den ganas de llorar.
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