Maniobras militares europeas con una plataforma lanzacohetes. REUTERS

EE UU envía cohetes de alcance medio a Ucrania y agrava la tensión con Moscú

Biden informa a Putin mediante un artículo de que no pretende habilitar a Kiev para atacar suelo ruso ni pretende desbancarle del poder

mercedes gallego y Juan Carlos Barrena

Corresponsal en Nueva York y Berlín

Miércoles, 1 de junio 2022, 12:19

Cada vez que los congresistas estadounidenses preguntan al Gobierno ucraniano qué necesita, la respuesta es «armas, armas y armas». Y no ya cualquiera, sino esas que «sabemos que tiene EEUU», dijo el presidente Volodimir Zelenski en una ocasión. Se refería a los sistemas portátiles de ... lanzacohetes de larga distancia que permiten destruir a la artillería enemiga a una distancia de hasta cerca de 500 kilómetros de distancia, como los que por fin enviará Washington, aunque la Casa Blanca no se fía tanto de Ucrania y le dará una versión de alcance limitado.

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«Lo que más me molesta oír es: 'Estamos en ello'», contó la semana pasada el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba. «La Casa Blanca está arrastrando los pies en este tema», denunció el senador Lindsey Graham. Al Pentágono, que en la entrega de armas a Ucrania ha dado unas muestras de celeridad inusitadas, le cayeron mal esas críticas.

En realidad era la Casa Blanca la que frenaba la entrega de los llamados Sistemas de Misiles Tácticos del Ejército de Tierra, porque el Gobierno de Joe Biden teme que Ucrania los use para disparar contra objetivos dentro de Rusia, con la consiguiente escalada del conflicto. Lo último que quiere Biden es enfurecer más a Moscú y verse obligado a meter a su país directamente en la guerra. Por eso este miércoles hizo algo que nunca hubiera hecho Donald Trump: disculparse preventivamente.

LAS CLAVES:

  • Según Washington. El Gobierno ucraniano ha garantizado a la Casa Blanca que no disparará fuera de sus fronteras

  • Más arsenal. Alemania anuncia que también enviará su «más moderno sistema antiaérero»

El artículo de opinión que publicó el presidente en las páginas del 'Washington Post' era un intento de tranquilizar a Putin con la promesa de que «a pesar de cuánto estamos en desacuerdo, EEUU no intentará destituirle», escribió. «Ni se involucrará directamente en el conflicto mediante el envío de tropas estadounidenses o atacando a las fuerzas rusas», prometió.

En el lenguaje de los tiranos, la baza de la fuerza es algo que ningún estratega militar recomienda quitar de la mesa, pero Biden da muestras de debilidad que a Putin no se le escapan. Tal vez por eso cuando el martes el canal conservador Newsmax le preguntó a Zelenski si cree que Rusia hubiera invadido Ucrania con Donald Trump como presidente, este evitó contestar. O tal vez porque no quiere enemistarse con quien podría volver a la Casa Blanca en tres años. «Para nosotros, como país en guerra, no importa si los que están en el poder son demócratas o republicanos. Lo que nos importa es el apoyo de EE UU», contestó.

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Kiev ha asegurado a Washington que no utilizará los misiles de alta precisión para escalar el conflicto, según dijo este miércoles el secretario de Estado Anthony Blinken. «No estamos buscando prolongar la guerra ni habilitar a Ucrania para que dispare fuera de sus fronteras», escribió Biden en su columna. El presidente está convencido de que la única solución al conflicto es la negociación, pero busca proporcionarle a Ucrania una mano fuerte en esas negociaciones, con la promesa de que nunca le presionará para aceptar concesiones territoriales.

Los HIMARS que enviará (acrónimo de High Mobility Artillery Rocket System) son lanzacohetes móviles que pueden alcanzar al objetivo a una distancia de entre cerca de 80 y 500 kilómetros, pero la Casa Blanca ha elegido los de menor alcance dentro de ese rango. Formarán parte de un paquete de 700 millones de dólares que incluirá más misiles antitanques Jabalinas, sistemas de radares, helicópteros y vehículos tácticos en los que se podrán montar misiles guiados.

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Pese a las manifestación del presidente estadounidense, el Kremlin expresó este miércoles su creencia de que «Estados Unidos echa leña al fuego deliberadamente. Estas entregas (de armas) no alientan a los dirigentes ucranianos a relanzar las negociaciones de paz», dijo el portavoz de la presidencia, Dmitri Peskov.

Se da la circunstancia de que Alemania también se sumó este miércoles al envío de suministro bélico a Kiev. El canciller federal, Olaf Scholz, lo anunciaba durante una intervención en el Bundestag. El país agredido recibirá el «más moderno sistema antiaéreo del que dispone Alemania», que permitirá a Kiev proteger «toda una gran ciudad de los ataques aéreos rusos». Se trata del sistema de misiles aire-aire de corto alcance Iris-T, desarrollado en coalición con otros seis países tras el fin de la Guerra Fría y que produce el consorcio alemán Diehl. Además, Berlín proporcionará radares móviles 'Cobra' para la localización de artillería enemiga, que reconocen y calculan la trayectoria balística de los proyectiles para ubicar con precisión el punto de origen de esos disparos y poder combatirlo.

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Acuerdos bilaterales

Scholz rechazó tajantemente las acusaciones de la oposición conservadora de que Alemania no suministra armas pesadas a Ucrania. Recordó que varios socios de la OTAN en el este Europeo le están proporcionando tanques y carros de combate al Ejército a cambio de material militar similar que les entregará Alemania.

A esos intercambios que se han pactado ya con Eslovenia o la República Checa se sumó este miércoles Grecia, dijo el canciller federal, quien destacó que, junto con Países Bajos, surtirán a Kiev de carros de combate 'Gepard' y una docena de obuses pesados autopropulsados 'Panzerhaubitzen 2000', considerados entre los más modernos del mundo. Militares ucranianos se encuentran desde hace dos semanas en el Palatinado alemán aprendiendo el manejo de estos últimos.

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El Gobierno federal tomó «una valiente decisión» cuando, ante la agresión rusa, decidió acabar con la tradición de no enviar armas a zonas de guerra. «Pocos días después de empezar la guerra enviamos misiles antiaéreos y armas anticarro», dijo Scholz.

Dinamarca rompe su excepcionalidad y decide sumarse a las políticas militares de la UE

Dinamarca se sumará a las políticas de defensa de la UE después de treinta años de excepcionalidad acordada entre Copenhage y Bruselas que le permitía no sumarse a las misiones militares de la Unión, aunque si tomara parte en las civiles. Alrededor de un 70% de daneses, según los primeros sondeos, votó este miércoles a favor de esta adhesión en un referéndum convocado por las autoridades tras la invasión de Rusia a Ucrania. La decisión sigue a la de Finlandia y Suecia, que también han roto su norma de neutralidad al pedir el ingreso en la OTAN.

Al revés que estos dos países, Dinamarca sí está integrada en la OTAN. Una razón de no pertenecer a la agencia de defensa de la UE es que sus ciudadanos no consideraban necesario estar en dos estructuras militares diferentes. Con la guerra, la percepción ha cambiado.

La consulta coincidió con el corte de suministro de gas que Moscú comenzó a aplicar al país. La guerra energética se ha intensificado esta semana con el veto de la UE a la importación del petróleo ruso que recibe por mar. Y la estrategia de réplica, aunque continúa siendo la misma, se expande por Europa. Un corte de gas tras otro a medida que los clientes se niegan a realizar pagos en rublos.

El cerrojazo comenzó con Polonia y Bulgaria; alcanzó hace menos de tres semanas a Finlandia; el martes a Países Bajos y este miércoles a Dinamarca y Alemania. «Shell Energy Europe Limited ha notificado a Gazprom Export que no tiene la intención de realizar pagos en rublos en virtud del contrato de suministro de gas a Alemania», indicaba el gigante gasistíco ruso en un comunicado. Son en torno a 1.200 millones de metros cúbicos de suministro anual de gas que se canalizan a través de la compañía de capital británico. A priori, el impacto en el país afectado será bajo -las necesidades de Alemania se mueven en unos 95.000 metros cúbicos cada año-. «Se sigue brindando seguridad en el suministro», subrayó el Ministerio de Economía alemán, que seguirá «muy de cerca» la evolución de los acontecimientos.

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