Soldados estadounidenses desplegados en Afganistán. AFP

La paz en Afganistán, un poco más cerca

EE UU y los talibanes acuerdan una tregua de prueba de una semana para reducir la violencia en el país

mercedes Gallego

Nueva York

Jueves, 13 de febrero 2020, 21:52

La salida de las tropas estadounidenses de Afganistán, unas de las promesas electorales de Trump, está a punto de materializarse, según dijo ayer el secretario de Defensa estadounidense Mark Esper a los aliados de la OTAN en Bruselas. De prueba, una tregua de una ... semana para reducir la violencia.

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«La paz se merece una oportunidad», dijo lacónico. El acuerdo, del que no dio detalles, aún requiere una consulta con Kabul, por lo que se desconoce de qué forma se reduciría la violencia. Con todo, el enviado especial de EE UU para Afganistán Zalmay Khalizad, que se sienta en la mesa de negociaciones, aseguró que este acuerdo podría sentar las bases para una paz definitiva. «Desde nuestro punto de vista», suscribió el jefe del Pentágono, «siete días son suficientes para determinar las bases de acuerdo».

La guerra con Afganistán, que se inició a razón de los atentados del 11-S de 2001, hace casi dos décadas, ha costado la vida a más de 2.400 soldados estadounidenses. Todavía quedan en ese país más de 13.000 tropas estadounidenses, que en diciembre se pretendían reducir a 8.600, pero el plan anunciado para «las próximas semanas» todavía no se ha materializado.

Este sería el segundo alto al fuego en 18 años de guerra, después del de tres días que se produjo en junio de 2018 para marcar el fin del Ramadán. El presidente Ashraf Ghani considera que supone «un notable progreso», según contó el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo.

Este alto el fuego será la prueba que espera ver Donald Trump para acceder a una serie de concesiones que, probablemente, incluyan también la retirada parcial de las tropas. «El presidente ha dejado claro que tiene que ver la reducción de la violencia para que haya conversaciones significativas», aclaró el martes el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Robert O'Brien, durante declaraciones al Consejo Atlántico. «Tendremos que esperar y ver lo que pasa en los próximos días y semanas».

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La guerra más larga

No sería la primera vez que EE UU anuncia una paz inminente con los talibanes. El años pasado Trump canceló una cita planeada en un lugar solemne como Camp David para firmar el acuerdo a raíz de un ataque que causó la muerte de un soldado estadounidense. Era, también, una excusa para acallar las críticas de quienes consideraban un insulto que se recibiera a los talibanes en Camp David días antes del aniversario de los atentados del 11-S. Con ese golpe sobre la mesa, Trump declaró «muertas» las negociaciones de paz, que sin embargo se reiniciaron dos meses después.

Mientras el presidente intenta acabar con la guerra más larga de EE UU, el Congreso trata de evitar que inicie otra. La Cámara Alta probó ayer una resolución que específicamente le prohíbe emprender acciones militares contra Irán sin previa autorización del Congreso.

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Se trata de una de las pocas ocasiones en las que el Senado, de mayoría republicana, ha adoptado una resolución contraria a los deseos del mandatario y, probablemente, la única en que limita sus poderes. Para eso ha hecho falta que ocho senadores republicanos se sumen al bloque de demócratas e independientes, arrojando así un resultado de 55 a 45 que, sin embargo, no es suficiente para evitar que el mandatario utilice su derecho a veto. El presidente ya ha advertido que con ello se enviaría un mensaje de debilidad a Irán, «muy mal mensaje».

El mensaje, en realidad, se lo mandan a él los miembros de su partido, acusados de consentir los desmanes del mandatario. Después de que la semana pasada impidieran que se le inhabilitara del cargo al considerar que el juicio de 'impeachment' ya había sido suficiente castigo, Trump ha tomado represalias contra los diplomáticos y altos funcionarios que declararon contra él. La senadora Susan Collins, que votó en contra del juicio político por considerar que el presidente ya había aprendido la lección, votó este jueves para limitar sus poderes de guerra para avisarle de que no tiene un cheque en blanco.

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