Al menos 36 miembros del Daesh han muerto por la bomba lanzada en Afganistán

La bomba GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast (MOAB), apodada "la madre de todas las bombas", que el jueves Estados Unidos utilizó por primera vez en un campo de batalla, es el artefacto no nuclear más potente de las fuerzas armadas estadounidenses. El presidente estadounidense Donald Trump se congratuló del éxito del bombardeo.

La presidencia afgana insistió en que se habían tomado las precauciones necesarias para que no hubiera víctimas civiles. La bomba de 9,8 toneladas, lanzada por un avión de transporte de tipo C-130, tiene una potencia explosiva comparable a 11 toneladas de TNT.

Este proyectil fue desarrollado por el laboratorio de investigación de la Fuerza Aérea estadounidense. "Es la bomba no nuclear más potente jamás usada en combate", corroboró el portavoz de la propia Fuerza Aérea, el coronel Pat Ryder.

El Daesh niega las bajas

"Es la explosión más fuerte que haya visto. El lugar fue invadido por llamas muy altas", declaró luego Esmail Shinwari, gobernador del distrito donde cayó la bomba. Esa provincia de Nangarhar, fronteriza con Pakistán, es la región donde se implantó el Daesh en Afganistán; desde agosto de 2016, las fuerzas estadounidenses efectuaron numerosos bombardeos sobre los bastiones yihadistas.

El Daesh, por su parte, negó que haya sufrido bajas como consecuencia de este ataque con "la madre de todas las bombas"; la agencia de noticias Amaq, que es afín a la organización terrorista, lo ha desmentido a pesar de que el Ejército afgano haya cifrado provisionalmente en 36 el número de milicianos fallecidos.

Tanto las autoridades afganas como las norteamericanas han asegurado que no se han producido víctimas civiles por este ataque y están todavía evaluando el impacto exacto que ha tenido para Estado Islámico. El grupo suele minimizar los efectos de este tipo de operaciones militares y, en contraste, inflar el número de bajas derivadas de sus acciones.