La pareja, conversando con unas mujeres durante la visita. EP

El tatuaje de la suerte de la duquesa de Sussex

De visita en Marruecos con su marido, le decoraron la piel con tres flores que simbolizan la alegría y la nueva vida que está por llegar

I. Cuesta

Lunes, 25 de febrero 2019, 12:02

Aunque quedan muy pocas semanas para que nazca su primer hijo, la agenda de los duques de Sussex echa humo. El príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, siguiendo la estela dejada por los Reyes de España que hace solo unos días visitaron el ... país alauita, viajaron este fin de semana a Marruecos para conocer el trabajo de varias organizaciones solidarias. La pareja llegó el sábado a Casablanca y ayer se trasladó a Asni, una pequeña aldea situada en un valle del Alto Atlas en donde hablaron con los vecinos, conocieron a los responsables de los proyectos que allí se desarrollan y la duquesa dejó que las mujeres de la aldea le hicieran un tatuaje de henna. Un tatuaje muy especial para las mujeres marroquíes, según explicaron los medios británicos, ya que lo utilizan en actos festivos importantes. A la duquesa de Sussex le decoraron la piel con tres flores que simbolizan alegría y felicidad, el origen de una nueva vida junto a otra persona y el comienzo de una vida que va a llegar.

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Momento complicado

La duquesa acompañó a su marido en su viaje oficial poco después de aterrizar en Londres tras su polémico viaje a Nueva York para celebrar una lujosa 'baby shower', que no ha convencido a un buen número de británicos decididos a sacarle punta a cualquier cosa que tenga que ver con la exactriz norteamericana.

Detalle de la mano de la duquesa. EP

Primero fue la campaña que aseguraba que ella y la esposa de su cuñado, Catalina de Cambridge, se llevan a matar. Luego, que la relación era tan tensa que los duques habían decidido poner tierra de por medio, dejar Londres e instalarse en el campo y, ahora, que a la duquesa se le ha ido de las manos su fiesta premamá en la Gran Manzana. De poco ha servido que la Casa Real británica haya asegurado que no se ha gastado ni un solo penique de dinero público, ni que George Clooney haya gritado a los cuatro vientos que la duquesa viajó en su avión y que las amigas de la futura mamá se encargaron de pagar la factura del hotel.

Torturar a Meghan parece haberse convertido en algo así como un deporte nacional. Un asunto tan serio como para que, primero su marido y luego sus amigos –incluido el propio Clooney–, hayan optado por pedir públicamente que dejen de perseguir y vilipendiar a la joven y la permitan, al menos, dar a luz en paz.

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