Icono publicitario. Embajadora de 'LG Signature', a Tamara las marcas se la rifan. R. C.

Tamara Falcó: «Lo mío con Jordi Cruz ha sido anecdótico»

«Soy buena guardando un secreto», dice, «sobre todo si me multan con 100.000 euros por desvelarlo»

ARANTZA FURUNDARENA

Domingo, 24 de noviembre 2019, 18:09

Nació famosa, pero hoy podría decirse que está 'on fire'. Su paso por 'MasterChef Celebrity', concurso en el que ya es finalista y posible ganadora (a falta de la final que se emitirá el miércoles), la ha catapultado al estrellato y ha descubierto una ... Tamara Falcó sociable, serena, dulce y risueña que se ha ganado el cariño de sus compañeros y de los implacables jueces, con mención especial a Jordi Cruz... Claro que también ha recibido críticas. En ocasiones la han tachado de lenta y excesivamente sosa (incluso a la hora de condimentar los platos), pero definitivamente el estereotipo de la pija mojigata que acompañaba hasta ahora a esta hija de Isabel Preysler ha quedado eclipsado tras la potente imagen de una nueva Tamara mucho más real y espontánea.

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Ahora las marcas publicitarias se la rifan, bien sea porque perciben en ella un alto porcentaje del magnético carisma de su madre, bien porque no quieren desaprovechar su eminente tirón mediático... La cosa es que Tamara no para. Le ha picado el gusanillo de la tele y ya es colaboradora semanal del programa de Máximo Huerta. Tampoco desdeña la publicidad. El jueves actuó en Madrid como embajadora de la firma de electrodomésticos 'LG Signature' en una gala en la que se inauguró la exposición fotográfica 'Dreams', firmada por Jesús Isnard, un proyecto que ha conseguido armonizar el cine clásico ('Desayuno con Diamantes', 'Alicia en el país de las maravillas') con la promoción de una lavasecadora o un frigorífico de alta gama... «Parecía imposible -admite-, pero todos estos aparatos son tan elegantes que ha resultado fácil».

Confiesa que hay cosas de su paso por MasterChef que cambiaría. «Es muy duro verte a ti misma en la tele». Pero no detalla qué le ha disgustado más. Católica militante («quiero tanto a Dios que lo que diga el resto del mundo me da igual», afirma en 'ABC'), la hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón no parece en absoluto arrepentida de sus devaneos con Jordi Cruz frente a las cámaras. «Eso ha sido algo anecdótico», ha asegurado a este periódico restándole importancia al descarado coqueteo que ha mantenido con ella el estrellado chef catalán a lo largo del concurso (insinuaciones, besos furtivos, planes para conocer a su familia...). «Sí puedo decir que todo lo que se transmite ahí es real, a mí nadie me ha pasado un guion ni nada. No sé a él, habría que preguntarle...», puntualiza Tamara.

Imposible sonsacarle si se ha quedado prendada de Jordi. Su mánager, siempre al quite, evita que conteste a esa pregunta. También se muestra implacable la hija de Isabel Preysler a la hora de desvelar el nombre del ganador del concurso. La final de 'MasterChef' ya se ha celebrado, pero no se emitirá hasta la semana que viene. «Soy bastante buena guardando un secreto, sobre todo si hay una multa de 100.000 euros por desvelarlo», admite Tamara entre risas... La sinceridad es una virtud de la que le gusta presumir. «Aborrezco la mentira, y no es que no haya dicho alguna, pero procuro decir siempre la verdad. Creo que, con buenas maneras, se puede decir casi todo».

Asuntos pendientes

Esta Navidad, en la mansión de los Preysler-Vargas Llosa, se va a cocer algo grande. Tamara planea estrenarse como gran chef del banquete de Nochebuena, «o quizás del de Año Nuevo», replicando un plato de Paul Bocuse que le encanta: crema de coliflor con caviar. El resto del menú se lo dejará a Ramona, la cocinera rumana que regenta esa espectacular cocina con tres hornos a la que Isabel Preysler apenas se asoma. El nombre de 'mami', como Tamara llama a su progenitora, ha sonado a menudo en MasterChef. Es obvio que la adora, lo cual no le ha impedido buscar otra madre... «La Virgen ha sido una figura maternal en la que he encontrado ese amor que no te falla».

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Pese a tener la cabeza en el cielo («la religión para mí sigue siendo fundamental»), Tamara también desciende a veces al barro... Su rifirrafe con Anabel Alonso casi alcanzó la categoría de lucha de clases. Mientras la de Santurce (Vizcaya) vociferaba, Tamara, con su vocecilla, la acusaba de faltarle al respeto. «Igual es que en tu medio ambiente no se habla así», terció la actriz. Hoy las aguas han vuelto a su cauce. «A Anabel me la encontré hace poco en un evento y estuvimos tan a gusto», aclara Tamara. Pero, a Dios rogando y con el mazo dando, remata: «Eso sí, sigo defendiendo mi postura».

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