La «maison» Dior presentó este martes su colección otoño-invierno 2020/2021 con una crítica al patriarcado y con mensajes políticos, mientras que Yves Saint Laurent hizo un viaje de vuelta a los años ochenta con prendas de látex y chaquetas de hombreras.
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Saint Laurent ... hizo un viaje de vuelta a la estética ochentera de la marca con sus chaquetas rectas de hombreras marcadas en verdes, púrpuras y rojos y camisas de muselina con chorreras en colores fluorescentes.
Para su colección otoño-invierno 2020/2021, la apuesta estrella de la marca fueron las prendas en vinilo, que introdujo en ajustadísimos pantalones pitillo, pero también en gabardinas, faldas elásticas, acompañadas de botas mosqueteras de charol y taconazo.
En una pasarela aterciopelada en color crema, situada en una carpa efímera recubierta de espejos frente a la Torre Eiffel de París, las modelos desfilaron en un ambiente misterioso, donde un único foco seguía a las maniquíes a lo largo de una sala completamente oscura.
La firma, bajo la dirección creativa de Anthony Vaccarello, se atrevió con amarillos, verdes, morados, rojos y naranjas, en chaquetas y camisas que se superpusieron a sujetadores y corsés de encaje negro.
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Siguieron el desfile desde la primera fila el director de cine John Waters, la actriz Ana de Armas, la cantante australiana Rosé, el artista Lenny Kravitz y su hija Zoe, y actores como Kit Harington y Rami Malek.
Para Dior el patriarcano mata el amor
«Patriarchy = CO2», «Patriarchy kills love» (El patriarcado mata el amor) o «Consentimiento», iluminaban a todo color la pasarela mientras desfilaban faldas a media pierna plisadas, vestidos vaporosos, boinas, minifaldas sesenteras y chaquetas masculinas.
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En los pies ni un solo tacón, solo una bailarina tipo Merceditas con calcetines de red y botas de caña en piel con forro de borrego.
Los estilismos parecían recién sacados del instituto y no es de extrañar porque la inspiración de la italiana Maria Grazia Chiuri en esta ocasión salió de su álbum familiar: «El atlas de emociones de su diario de adolescente», explicaba la marca en una nota a los invitados.
La creadora hizo su propia aportación al diccionario de Dior combinando el estampado de cuadros en abrigos de lana tipo trenca y capas con flecos.
El negro abrió la línea con un sencillo traje de chaqueta ligeramente marcado en la cintura, un mono ajustado con cremallera en el pecho y un vestido plisado en escote «V», antes de dar paso a una serie de blusas transparentes, faldas y trajes de terciopelo negro, pañuelos de seda en la cabeza a modo de banda pirata y pantalones amplios.
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La paleta de colores apenas dejó hueco para el color hueso y el gris, en una línea donde los estampados fueron sutiles introducciones gráficas o, tirando de clasicismo, rombos de colores en jerséis y faldas de lana en derivados del tartán escocés.
Chiuri prefirió dejar que sea el estilismo -masculino y a partes iguales dulce y agresivo- el que hable por las mujeres, pero la decoración, viniendo de Dior, fue igualmente llamativa.
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