EFE
Viernes, 6 de marzo 2020, 14:26
Rossy de Palma a sus 54 años no es invisible, sino un icono cultural y una diva en la moda. París se rinde a sus pies y los diseñadores la aman porque tiene raza, arrolla con su personalidad y físico, una belleza cubista, que ... con orgullo y sin complejos ha convertido en virtud.
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Chica Almodóvar, musa de creadores como Jean Paul Gaultier y embajadora de la belleza cubista, así es Rossy de Palma, una mujer con poderío para quien la receta del éxito es tan sencilla como contundente: «siempre he tenido la libertad de ser como me sentía, sin hacer mucho caso a lo que pudieran pensar los demás», ha explicado a Efe en una entrevista.
Gracias a su experiencia y larga trayectoria de icono de moda, Rossy de Palma tiene su propia forma de ver este universo, lejos de las nuevas fórmulas establecidas que únicamente respiran tendencias. «No entiendo muy bien la moda, pero sí la pasión por vestirse, por la ornamentación, algo ancestral en el ser humano», desgrana.
Lejos del concepto global, Rossy de Palma tiene claro que la moda ha de servir a dos puntos esenciales: «ha de ser una forma de expresarse, pero sobretodo, de divertirse, la moda tiene que ser lúdica», resalta sobre este lenguaje estético capaz de dotar a sus portadores de «poder transformarse», según el día o el estado de ánimo.
«La moda es un arte, una herramienta de transformación, y en especial, una vía de libertad para poder jugar con colores, formas, tejidos, algo que alivie del peso de la realidad, que es a veces muy dura», dice.
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La actriz puede presumir así de ser considerada un icono en la moda sin seguir ni creer demasiado en las tendencias; «Creo que se están acabando las tendencias; vivimos en una etapa maravillosa en la que todo se mezcla y todo vale», cuenta la musa de Gautier.
Su «belleza particular y vibrante personalidad», en palabras del diseñador francés, hacen que Rossy de Palma y su exotismo se siga disputando en Francia, país que se rinde a sus pies, que además de otorgarle la medalla de las Artes y la Cultura en el año 2013, sigue siendo fiel adepto de su belleza.
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Prueba de ello son sus próximos proyectos, entre los que se encuentran doce representaciones en el teatro parisino Folies Bergère, entre el 21 y el 31 de marzo, en un espectáculo sobre la vida del diseñador.
«Yo no soy francesa, pero me siento muy francófona tras tantos años y buenas amistades en Francia, aunque he de decir que me siento de todas partes; las únicas fronteras en las que creo, son las gastronómicas», bromea sobre su vínculo con el país galo.
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A la actriz, además, le sigue los pasos muy de cerca su hija, Luna Lionne, quien a pesar de apenas superar la veintena de edad, consolida ya sus proyectos como cantante y modelo en el panorama cultural, además de estudiar un doble grado y compartir con su madre una arrolladora personalidad.
Así es como ambas, son embajadoras de la firma Levi's, en un nuevo proyecto a favor del «body positive», concepto que promueve la aceptación de la diversidad de cuerpos y bellezas, del que Rossy de Palma ha sido y es estandarte.
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Tras la figura de Rossy de Palma se encuentra Rosa Elena García Echave, natural de Palma de Mallorca, quien con veinte años, viajó a Madrid con su grupo «Peor Imposible» para introducirse de pleno en el corazón de la movida madrileña en los años ochenta. Su físico y personalidad llamaba la atención.
«Por aquel entonces, Pedro venía mucho a Rockabilly, el bar en el que yo trabajaba. Un día quise hacer un casting para una de sus películas, pero tenía un concierto con mi grupo y no pude ir», recuerda.
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¿Y entonces? Almodóvar, le ofreció un papel en «La ley del deseo». «No quería que me maquillaran ni me peinaran con caracterizaciones, me quería tal cual era» explica sobre un físico y su forma de vestir, un estilo que además de cautivar a Pedro Almodóvar sedujo a una larga lista de diseñadores.
Desde que debutara entonces de la mano del director manchego en este papel para el filme «La ley del deseo», han pasado ya algo más treinta años, que trajeron a la vida de Rossy de Palma películas como ¡Átame!« o «Mujeres al borde de un ataque de nervios.
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No sólo el cine se rindió al estilo de belleza cubista, picassiana, sino también la moda: Jean Paul Gaultier, Thierry Mugler o Alaïa han sentido debilidad por ella. Rossy de Palma: genio, figura y estilo
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