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JOSEBA FIESTRAS
Jueves, 22 de abril 2021, 00:20
Vestida de azul y con las manos cruzadas aguardaba Rocío Carrasco la entrada a plató. Un cuarto de siglo ha hecho falta para que la hija de 'la más grande' afronte una entrevista en directo y ante las cámaras. «Estoy bien, satisfecha y muy nerviosa», ... anunciaba mientras se maquillaba en un 'making off' de relleno que servía para agotar los primeros minutos de «una noche histórica», como definió Jorge Javier Vázquez en Telecinco
Llorando muy emocionada hacía su aparición. «Era necesario y ahora sí tengo la fuerza y la valentía suficiente para hacerlo», comenzaba afirmando que le han llevado a hacerlo público. Y retrocedía al 27 de julio de 2012, día en el que su hija la agrede. «Terminé en el hospital, es algo que ya se sabe, pero quiero decir que Rocío llega a ser verdugo porque antes ha sido víctima, y víctima aún más vulnerable que yo», precisaba.
Esa mañana la joven se enfrenta a su progenitora y le propina una paliza. «Para de pegarme en el momento en que me caigo al suelo y pierdo la consciencia. Ahí se asusta y se va», relataba la entrevistada con lágrimas en los ojos. «Mi reacción fue sentir pánico, no solo por lo que estaba sucediendo sino por lo que sabía que iba a pasar después», admitía. Y continuaba con la terrible historia. «Me pega, se monta en un coche para ir a un cursillo de verano, llama a su padre y le dice: Papá, ya está hecho», recordaba casi sin poder hablar. El chófer que conducía el vehículo testificó y reveló las duras palabras.
Mientras Carrasco se encontraba en el hospital, su hija acude junto al padre a la Guardia Civil para denunciarla. «En ningún momento se preocupó por mi estado», afirmaba la protagonista de la velada. Con todo, Rocío afirma que el vínculo con su hija no está roto, «es algo que no se puede romper por mucho que lo hayan intentado. Ahora está enterrado, pero sigue y no me lo va a quitar nadie. A esa la he parido yo», reivindicaba.
La hija de Antonio David realizó hace unos días unas declaraciones dirigiéndose a su madre, afirmando que la ha llamado por teléfono en varias ocasiones sin obtener respuesta. Carrasco reconoció la existencia de esas llamadas. «No se lo he cogido porque no estoy preparada y se que ella tampoco. Y las condiciones no son las idóneas. Tiene que pasar tiempo», explicaba. Y justificaba aún más la reacción: «Tengo detrás un equipo médico que me dice que no lo haga porque sería como volver a la casilla de salida. Cuando vi las llamadas sentí miedo, inseguridad… que es todo lo que no quiero volver a sentir porque me ha costado muchísimo llegar hasta donde estoy ahora.
De momento no quiere hablar con su hija, aunque no descarta hacerlo en un futuro. «Me estoy preparando con terapia, con fármacos…», argumentaba serena al tiempo que aclaraba unas declaraciones que habían trascendido y ella las negaba. «Nunca le he cogido el teléfono a Ro y le he dicho que no vuelva a llamarme porque ya no era su madre. Jamás en la vida», descubría.
«No quiero volver a tener vómitos como cada vez que llegaban los niños», confesaba Rocío siempre envuelta en un halo de angustia. La mujer quería despejar dudas y desvelar su verdad. «Quiero que se entienda que estoy contando este episodio tan terrorífico porque sin él no puedo explicar la magnitud del monstruo que es su padre. Porque este episodio es su obra maestra, su obra maestra para terminar de matarme», denunciaba.
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