Joaquina Dueñas
Lunes, 25 de enero 2021, 00:21
Ya se ha cumplido un año desde que los duques de Sussex anunciaran de manera unilateral su deseo de dar un paso atrás en sus funciones reales e iniciar una nueva vida alejados de la familia real británica. Una decisión meditada en el seno de ... la pareja, que ya tenía su primer hijo, y que removió los cimientos del palacio de Buckingham. Ahora, completamente integrado en Estados Unidos, país natal de su esposa, Meghan Markle, el príncipe Harry ha visto como su amiga, Jill Biden, se convertía en primera dama.
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Harry y Jill Biden tuvieron su primer encuentro en 2012 en una recepción a exveteranos heridos en combate cuando ella era segunda dama durante el mandato de Obama. Aunque aquello quedó como algo meramente anecdótico, un año después volvieron a coincidir en los juegos Warrior, un evento multideportivo para el personal y los veteranos heridos o enfermos organizado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Entonces sí comenzaron a estrechar lazos.
La razón tiene que ver precisamente con su dedicación a los veteranos de guerra. El hijo adoptivo de Jill Biden, Beau (fallecido por enfermedad en 2015) era veterano de la guerra de Irak y ella puso su empeño y dedicación como segunda dama en apoyar a los exmilitares y a sus familias. Por su parte, Harry, que acompañaba al equipo británico que participante en los juegos Warrior, quería llevar ese concepto deportivo a Gran Bretaña. Ese fue el germen de los juegos Invictus, puestos en marcha por él, y de una amistad entre el príncipe y la primera dama que dura hasta hoy.
Tanto es así que la señora Biden no dudó en asistir a la primera edición de los juegos Invictus celebrados en Londres en septiembre de 2014 y en más de una ocasión se ha podido escuchar a Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, bromear sobre que su esposa pasaba demasiado tiempo con Harry.
A pesar de esta relación, los duques de Sussex siempre han respetado la tradición de la monarquía de no posicionarse a favor de ningún partido político pero no han dudado en participar en las campañas de movilización del voto. Unos mensajes que inevitablemente se han asociado a los candidatos demócratas.
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En 2020, y debido a la pandemia mundial provocada por el covid-19, los Invictus tuvieron que ser suspendidos y no se contempla su celebración en 2021. Sin embargo, este no es el único proyecto solidario de la pareja real. En este último año han fundado la organización benéfica Archwell que va a crear centros de ayuda humanitaria en colaboración con World Central Kitchen, la ONG puesta en marcha por el cocinero español José Andrés.
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