Sabíamos que Uruguay es un país de playas cautivadoras, que elige presidentes capaces de hacer de la humildad su bandera -acuérdense de José Mujica, de su escarabajo azul y de su granja presidencial-, que consume marihuana con el visto bueno de la ley y que ... dio a luz a un tal Benedetti. De lo que no teníamos noticia hasta la fecha es del ardor con el que operan allá algunos agentes de la Dirección de Tránsito.
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Que se lo digan si no a la conductora que el pasado 25 de mayo se topó con una sanción en el parabrisas de su turismo blanco, que había estacionado en el número 1169 de Río Negro, en la ciudad de Paysandú. No era, eso sí, una multa cualquiera. ¿El motivo? «Imprudencia en el manejo (circula con exceso de belleza en la vía pública)», escribió el arrebatado policía, que remató el acta con un «te amo».
El agente, que aún continúa en su puesto, se enfrenta a un sumario administrativo que puede depararle la suspensión por un tiempo o la pérdida de su condición de inspector. Según informa 'El Telégrafo', en su día ya fue degradado por otro episodio similar.
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