París es puro teatro

Lelong, entonces presidente de la Cámara Sindical de la Alta Costura, junto con Robert Ricci -hijo de Nina Ricci- ayudó a casi un centenar de empresas ligadas al sector textil a que no echasen el cierre. La crisis a la que tenían que hacer frente era tan grave que no había dinero ni para comprar tejidos para los muestrarios. Como la escasez agudiza el ingenio, se acordó de las pandoras -muñecas en miniatura que toman su nombre de la mitología griega -, a las que organizó un vestuario con todo lujo de detalle confeccionado por los grandes maestros de la época con los retales que atesoraban. Tampoco faltaron como aderezo joyas de Cartier o Boucheron.

El proyecto, ideado para recaudar fondos, fue todo un éxito. Con esas pequeñas muñecas de hierro de 70 centímetros podían mostrar su trabajo a clientes que de otro modo no hubiesen podido verlo. Las pandoras se situaban sobre escenarios construidos gracias a la destreza de artistas como el poeta y libretista ruso Borís Kojnó o los polifacéticos Cristian Bérard y Jean Cocteau. El espectáculo, conocido como el Teatro de la Moda, recaló en Barcelona durante una gira europea que comenzó en el Museo de Artes Decorativas del Louvre , -a la inauguración acudieron 100.000 visitantes- y, un año después, cruzó el charco, llegando a exponerse en el Museo Metropoliano de Nueva York.

Se crecieron ante la adversidad. Algo a lo que el sector de la moda se ha visto obligado a hacer de nuevo. La primera Semana de la Alta Costura de París en formato digital, celebrada esta semana, obligaba a tirar de ingenio ante la imposibilidad de llevar a cabo los tradicionales desfiles. Sin embargo, fue un fiasco de presentaciones en el que el abuso de bocetos resultó tedioso, entre ellos el de Schiaparelli, firma presente en aquel Teatro de la Moda de 1945 con tres estilismos.

La única en salir airosa de los tres días que duró la Semana de la Alta Costura fue Dior. En una película onírica de 10 minutos dirigida por Matteo Garrone, director de la cinta 'Gomorra', seres de la mitología recreaban un mundo de sueños tan surrealista como la época que estamos viviendo. El escenario en esta ocasión era un baúl que replicaba la sede de la 'maison' en el número 30 de la parisina Avenue Montaign.

Un baúl de cuento de hadas compuesto por 36 'looks' que viajará a distintos países para mostrarlo a las clientas que esta vez no pudieron viajar a París para asistir a uno de los costosos desfiles de la firma en lugares emblemáticos. Un método con el que la directora creativa de la firma, la italiana Maria Grazia Chiuri, sale adelante homenajeando la historia de la firma de una forma muy inteligente: con el teatro que ya una vez salvó la Alta Costura de París.