Gisele Bündchen, la modelo más rica y natural

Es habitual que comparta publicaciones en plena naturaleza, reiterando su esencia más verde. Incluso programa sus ejercicios de meditación al aire libre, una práctica que defiende como «un reinicio. Calma mi mente, me aporta claridad y confianza para que pueda dar el siguiente paso». Aunque en la actualidad vive del todo relajada, no renuncia a la faceta empresarial o compromisos puntuales de imagen, pero cultivando el lado hogareño y tranquilo, lejos de la intensidad cosmopolita, como bien refleja en cada uno de los looks que viste. La que fuera musa alada de Victoria's Secret y protagonista de icónicas campañas para Dior, Balenciaga o Yves Saint Laurent es fiel a los 'leggins' deportivos y las camisetas básicas. Puede rescatar alguna blusa y siempre acierta con los vaqueros clásicos, en versiones largas o 'short'. Ejemplo de sencillez y sinónimo de imagen perfecta. Cuida mucho su melena 'XXL' de destellos dorados 'balayage' y ondas inspiradoras. Lo mismo la lleva suelta, presumiendo de pelazo, que en versiones coleta o moño, siempre con acabado improvisado. En cuanto al maquillaje opta por un efecto natural, con iluminador y colorete sutil como principales recursos. No abusa del acabado 'glow', tan tendencia, y apenas necesita máscara de pestañas para enmarcar la mirada. En labiales es fan de los 'nude' o brillos. Así, representa ser una mujer del menos es más.

Durante más de 15 años Gisele encabezó las listas de modelos mejor pagadas, sabiendo amortizar su nombre propio después de abandonar las pasarelas en 2015. Sin duda, Bündchen representaba el sueño de una chica anónima y de pueblo –el suyo Horizontina, en la zona rural de Rio Grande do Sul– que ni se imaginaba convertirse en 'celebrity'. Siendo adolescente comía una hamburguesa cuando un cazatalentos de la moda se fijó en ella tras un concurso local. Fue en Sao Paulo, en 1994, y en ese momento no podía imaginar la trayectoria global que protagonizaría. Poco después se mudó a Nueva York y comenzó a brillar entre 'flashes'. Su relación con Leonardo DiCaprio aumentó su fama y supuso que coqueteara con el cine en pequeños papeles en 'Taxi' o la aplaudida 'El diablo se viste de Prada'. Pese a los altibajos, enamorarse del jugador de fútbol americano Tom Brady y tener dos hijos (Benjamin, de 10 años, y Vivian Lake, de 7) supuso el fin de sus idas y venidas por el mundo 'fashion'. Eso sí, no pierde su figura y sigue pisando fuerte (a su manera). Ejerciendo naturalmente de ella misma.