El diablo se viste de chándal
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Anna Wintour se rinde ante la ropa deportiva tras quedarse compuesta y sin fiesta del MET, la gran cita de la industria de la modaSecciones
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Puntadas con hilo ·
Anna Wintour se rinde ante la ropa deportiva tras quedarse compuesta y sin fiesta del MET, la gran cita de la industria de la moda«El pantalón de chándal es una señal de derrota. Cuando pierdes el control de tu vida, te compras uno». Palabra de Karl Lagerfeld a la que Anna Wintour ha hecho oídos sordos. La todopoderosa editora de 'Vogue' tambaleó los cimientos de la industria ... al hacer pública una instantánea en la que posa con un pantalón de deporte rojo con una franja lateral blanca que bien podría haber llevado 'la' Rosalía. Solo le faltaban las flip-flops a las que el káiser de la moda decía ser «físicamente alérgico».
Los fieles del icono Wintour, que no daban crédito, pueden aferrarse a la perfección de su impertérrita media melena. Tampoco iba a ser todo un despropósito.
No se sabe si la mujer que inspiró la cinta 'El diablo viste de Prada' ha perdido el control sobre su vida durante el confinamiento o se trata de un guiño al resto de los mortales. Lo que está claro es que tener que posponer de manera indefinida la gala benéfica del MET ha sido un jarro de agua fría. La editora británica es la organizadora del evento más importante del sector, que este lunes celebraba, además, el 150 aniversario del Museo Metropolitano de Nueva York.
Una noche en la que los prescriptores de las tendencias se reúnen para inaugurar la exposición anual de la institución en torno a una temática concreta. La ceremonia de este año tomó como inspiración 'Orlando', la novela de Virginia Woolf. En concreto, en la adaptación cinematográfica de la obra que protagonizó Tilda Swinton.
Lo mejor, como siempre, iba a tener lugar en su popular alfombra rosa. En ella estaba previsto que reinasen los estilismos firmados por Nicolas Ghesquière para Louis Vuitton, patrocinador oficial de esta edición. El diseñador iba a ser el anfitrión del evento junto a las actrices Meryl Streep y Emma Stone.
Esa alfombra solo la cruzan los privilegiados a los que Wintour da el visto bueno. Tener los 30.000 euros de la entrada al museo o los 300.000 para poder estar en una de sus mesas no vale de nada sin el codiciado sí de la editora. Y la que podía presumir de tenerlo es Meghan Markle, que tenía previsto hacerse el paseíllo sin el príncipe Enrique en lo que iba a ser su ruptura oficial con su anterior vida como miembro de la realeza. El nombre de la duquesa de Sussex habría sido sugerido por Edward Enninful, editor jefe de 'Vogue' Reino Unido, con el que colaboró en el pasado número de septiembre. Nos quedamos con las ganas de ver el estilismo -¿de Vuitton?- que se habría enfundado.
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