Arzuaga desafía en Cibeles la ley de gravedad

Toda la colección tiene como punto de partida el espacio. En los diseños proyecta el reflejo de los satélites con espejos, las órbitas con formas circundantes y la antimateria con un patronaje vacío. El resultado es la sensación de conseguir vestidos que dan la sensación de que flotan. Las estructuras son muy limpias y aporta el volumen con piezas geométricas. Así, para el próximo otoño-invierno, Amaya propone transparencias, picos que sobresalen, pantalones con pinzas geométricas y otros más anchos como si fueran lámparas

Se trata de una idea en la que Arzuaga llevaba trabajando desde hace tiempo. Tal y como explica, le gusta esa sensación de algo etéreo y delicado a la vez. Para que parezca que sus diseños levitan en el espacio ha utilizado como base de los distintos modelos un tul transparente que consigue que parezca que la colección levita por la pasarela.

Otros de los materiales que ha utilizado para esta nueva colección es el espejo metálico que aporta a los diseños un toque de sofisticación. Junto a este, aparece el príncipe de gales, el triple crêpé, el cashmere, la seda acolchada, el punto grueso y las lanas foamizadas. Tejidos que contribuyen a aportar esas líneas simples pero voluminosas a un mismo tiempo.

En lo que respecta al color, la diseñadora ríe al reconocer que vuelve a haber mucho negro, incluso más que en otras ocasiones. Tan sólo de forma tímida aparece el crudo, el naranja rojizo, el rosa palo o el verde petróleo, aportando fuerza a la colección. En complementos destacan las medias de cuero troqueladas a las que acompañó con sandarias muy básicas y botas en los mismos materiales.

La diseñadora burgalesa continúa fiel a sus principios. De nuevo ha evitado dar nombre a la colección e insiste en separar los desfiles de hombres y mujeres. Su fuerte personalidad es una de las claves para que se haya convertido en un clásico de Cibeles y para que a sus desfiles siempre asistan distintas personalidades y VIPS, como Marta Domingo o Imanol Arias.