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Arantza Furundarena
Jueves, 6 de febrero 2020, 11:59
Una de las escenas más irónicamente chocantes de 'A Roma con amor', película de Woody Allen, es cuando el personaje de Milly, una italiana 'molto curiosa', como ella misma se autodefine (por no declararse directamente infiel), decide pegársela a su marido con Luca Salta, ... un actor de cine supuestamente irresistible, al que las mujeres se rifan...
Lo curioso es que el susodicho actor, lejos de ser un Brad Pitt (qué digo Brad Pitt, ni siquiera un Joe Pesci) está interpretado por Antonio Albanese, que encarna deliberadamente a un tipo de mediana edad, vulgar y corriente, calvo y fondón, carente de cualquier atractivo físico. La gracia está en contemplar cómo se rinde a sus pies la bella Milly, hasta el punto de dejarse olvidado en el hotel a un marido joven, apuesto y en plena luna de miel... A la hilaridad general también contribuye la enorme seguridad en sí mismo que demuestra Salta como donjuán.
Tan divertida y rocambolesca secuencia me ha venido a la memoria al ver la exclusiva que esta semana le ha encalomado Agatha Ruiz de la Prada a la revista '¡Hola!'. En ella, la diseñadora sangra por la herida de su ruptura con Luismi, el chatarrero, especie de Luca Salta al que algunas mujeres (demasiadas a mi juicio) encuentran subyugante sin que otras alcancemos a entender qué le ven.
Habla Agatha con rabia de las infidelidades de su Rodríguez (con señoras de «décima categoría», dice) y cualquiera pensaría que se está refiriendo a una especie de George Clooney que las hipnotiza con la mirada. Luego ves al hombre en cuestión (calvo, fondón, con el campo en la cara) y te ocurre lo que en la película de Woody Allen, que todo te parece una broma.
Sin embargo es la pura realidad. La lista de despechadas es larga: Carmen Martínez-Bordiú, Tita Cervera, Antonia Dell'Atte, Agatha Ruiz de la Prada... y ahora una tal Marcia di Lele que el otro día salió en la tele gritándole: «¡Eres un mentiroso!». ¿Qué tiene Luismi Rodríguez que desata esas pasiones? Es algo que, como mujer, se me escapa. Parafraseando al gran José Luis Cuerda que hoy, sin estar, está más presente que nunca, diría que el chatarrero (no me pregunten por qué) podría llegar a ser una leyenda... O una epopeya, si llegan a juntarse varios como él.
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