Letizia, de nuevo blanco de las miradas

Vistió la Reina en este día de blanco, uno de sus colores fetiche, que escogió, por ejemplo, para la proclamación de su marido hace ya más de cinco años. El vestido, con bajo desigual, lo escondió con una capa negra que bien podía haber rescatado del ropero de su suegra, la reina Sofía. Una capa ribeteada con visón en el cuello. Se recogió su cada vez más oscura melena en un moño bajo y un falso flequillo ladeado que acentuaba aún más su gesto serio. Completó su atuendo con unos pendientes ya clásicos, de brillantes y perlas australianas, que en esta ocasión usó en su versión larga y que tienen gran significado para ella, dado que fue la joya elegida para los bautizos de sus hijas, por poner un ejemplo.

También cubiertas con abrigos oscuros, nada favorecedores firmados por Carolina Herrera, aparecieron las hijas de los Reyes. ambas con el pelo suelto y con ondas. Una vez dentro del Congreso, despojadas de las prendas de abrigo, se descubrió que Leonor repetía el vestido rojo (también de Carolina Herrera) que ya se enfundó en la ceremonia de los Premios Princesa de Girona, en octubre pasado. Su hermana, la infanta Sofía, optó también por el blanco, como su madre, aunque con cuadros y lazada negra. Cada una marcando estilo propio. Se las vio, eso sí, más seguras que otras veces, quizás por el hecho de que cada vez tienen más participación en la vida pública. Lo que no han perdido es la frescura ni curiosidad de niñas (ya jóvenes) de su edad.

Ya en el besamanos, por el que desfilaron diputados, senadores y las más altas instituciones del Estado, a doña Letizia se le vio más relajada. Llamó la atención las reverencias que dispensó a la Familia Real la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, así como otros diputados populares y de Vox, quienes en el hemiciclo despidieron a los Reyes con ¡vivas!.