Un año después de su separación, que el artista anunció como más que amistosa, casi amorosa, Alejandro Sanz y Raquel Perera parecen abocados a resolver sus diferencias ante un juez. EFE

Del amor puro a la pura revancha

Raquel Perera insiste en divorciarse en Miami y pide que a Alejandro Sanz le congelen las cuentas

arantza furundarena

Lunes, 10 de agosto 2020, 00:14

Cierto es que al lado del exbaloncestista Dennis Rodman, cuyos devaneos sexuales lo enviaron tres veces al hospital con el pene roto, cualquiera es un buen marido... Pero, sin llegar a esos excesos, todo parece indicar que el perfil de Alejandro Sanz, como el de ... tantas celebridades del mundo del espectáculo, se aproxima más al de un hombre enamoradizo que al de un esposo abnegado y fiel. Mientras se prepara para un crudo y probablemente largo divorcio que comenzará a principios de septiembre, el cantante ha decidido centrarse en los afectos imperecederos y ha publicado en las redes una foto que combina la mitad del rostro de su hija Manuela, de 19 años, con la mitad de su propio rostro cuando tenía su edad... Y el resultado es un parecido asombroso.

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No hacía falta esa prueba para confirmar que Manuela se parece mucho más a su padre que a su madre, Jaydy Michel. Sobre todo ahora que la joven acaba de cambiar su melena teñida de rubia por un castaño oscuro más natural. De Jaydy se separó Sanz en 2005, después de haber hecho pública la existencia de un hijo secreto de tres años, Alexander, dos años menor que Manuela. A pesar del trauma de haber estado unida a un hombre con una doble vida sentimental, la modelo mexicana logró sobreponerse y quedar en buenos términos con el cantante. El divorcio de Raquel Perera, la segunda esposa oficial de Sanz, con la que no se casó en una escapada a Bali como hizo con Michel, sino en una boda por la iglesia y por todo lo alto en su finca extremeña, se adivina bastante más complicado.

Si un acuerdo previo no lo remedia, en septiembre el cantante podría iniciar una batalla legal

«Un amor puro y comprometido. Somos una familia y siempre lo seremos. Decidimos amarnos para siempre y así será». De esta bella manera comenzaba el mensaje que Alejandro Sanz publicó en sus redes el 13 de julio de 2019. Parecía una declaración de amor a su mujer, pero en realidad estaba anunciando una ruptura tras doce años de relación. «Lo eterno tiene la complejidad y la ventaja de transformar las maneras de amarse en otras direcciones. El mundo cambia, nosotros también...», proseguía el cantante. Lo cual, traducido al cristiano, vendría a querer decir «me he enamorado de otra más joven, hasta luego».

Entre 15.000 y 40.000

Un año después de aquel poético mensaje, la relación de Sanz, de 51 años, con la artista plástica cubana Rachel Valdés, de 31, es un hecho. Y aquel amor «puro y comprometido» podría haberse transformado en revancha. Raquel Perera, madre de los dos hijos menores del cantante, ha exigido que a su ex le congelen las cuentas (a falta, imagino, de no poder congelarle otra cosa). No hay acuerdo ni sobre el lugar donde debe celebrarse el juicio. Él quiere que sea en España y ella, en Miami. Él ofrece 15.000 euros mensuales de manutención por sus dos hijos y ella aspira a una cifra cercana a los 40.000. Pero lo que de verdad indigna a Perera es que Sanz considere que a ella no le corresponde nada después de más de diez años entregada a la crianza de los niños y a la gestión de sus empresas. Si un armisticio previo no lo impide, en septiembre será guerra.

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