Hablar de Carnaval en Riello es hablar de tradición, de folclore, de carácter popular, de acervo, de historia. Es hablar de antruejo, esos festejos que han perduran con el paso del tiempo a través de las máscaras que evocan las creencias autóctonas y las costumbres ... más arraigadas de celtas y romanas evolucionadas durante siglos.
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Una historia que Riello ha vuelto a escribir este sábado un nuevo capítulo. Cae la noche y el sonido seco de los cencerros se escucha en la lejanía mientras una pira de leña de roble comienza a arder.
Son los «zafarrones» con su indumentaria de caretas de piel de cabrito, enaguas blancas, pieles y zamarras, que representan el caos invernal y el mal con sus manos retorcidas y ramas de urz y que se han abierto camino por las calles de la localidad.
Junto a ellos, el toro, el torero, el ciego, el lazarillo, el abanderado o las gitanas, los otros protagonistas que forman parte de la extravagancia de este carnaval y que han vuelto a recorrer las calles de esta localidad a la luz de la hoguera prendida delante de la Iglesia.
Dos horas antes, el color, la diversión, la música y la imaginación inundaron las calles de Riello en el desfile de Carnaval donde la originalidad de disfraces como latas de refresco, princesas, malvadas brujas o personajes históricos se fusionaron con imagen de tradición de los zaffarrones, para disfrutar de la tradicional chocolatada con torta y frisuelos.
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