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Llamas de la Ribera
Domingo, 19 de febrero 2023, 19:58
La Ribera de León es el hogar del antruejo, del carnaval en letras mayúsculas, ese que hunde sus raíces en los filandones de esta provincia, en el amor al terruño y el trabajo a la tierra. Ese antruejo que honra a sus animales y se prepara para recibir a la Cuaresma que dejará florecer a la primavera, a la luz y al florecer de los campos.
Si en algún lugar han sabido mantener esta tradición es en Llamas de la Ribera, donde los guirrios y las madamas han vuelto a salir esta tarde de Domingo Gordo acompañados por cientos de personas que no se han querido perder esta tradición.
Declarada de Interés Turístico Provincial, la fiesta se ha caracterizado por el colorido de los guirrios que recorrieron las calles de esta población en torno a un ritual ancestral cuyo origen se remonta a la época prerromana y que ni siquiera la Guerra Civil le hizo mella, festejándose incluso durante la posguerra.
Como cada año, los guirrios comenzaron a danzar por las calles ataviados con el particular traje, las vejigas disecadas y los cencerros alborotando al gentío. El particular ritual de este municipio de la ribera del Órbigo alto se mantuvo fiel a la tradición.
Y por ello, fieles a su cita, una treintena de guirrios, esos seres mitad humano mitad mitológico, han 'tomado' en la tarde de este domingo las calles de Llamas de la Ribera.
Sus esquilones que cuelgan de los ropaje marcaron su camino entre el gentío, al que atemoriza a su paso mientras que sus las espectaculares escarapelas de la Mázcara que se abrían y se cerraban al saltar dejaron impresionantes pinceladas de color a su alrededor.
Eso sí nadie se libra de una buena zurra de estos animales que se han acompañado por el toro, la gomia, la rosita, los caretones, el gomio, los gochos, los carneros, el diablo, la gallina tocahuevos, los enanos, los traperos, el pellejo o el hombre de la zarza, el resto de personajes que completan este antruejo.
Innumerables bromas, sustos, vejigazos y algún que otro entiznamiento hicieron que la diversión inundara el municipio. Tampoco faltó este año la arada y siembra de la plaza así como el cante de canciones jocosas del lugar conocidas como las carnestolendas.
Además, con la caída de la tarde, llegó el turno de la entrega del Guirrio de Honor a José Luis Alonso Ponga en una nueva mirada al pasado y a esa tradición en la que de nuevo la diversión ha vuelto a ser predominante.
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