El Carnaval que imagina San Claudio

En labores de carpintería y pintura se encuentran Quique y Rubén; En la decoración están Carmen, Arancha y Ana; y con más material llegan en furgoneta Luis y Mai. En total son una decena de miembros del Ampa los que tienen en un mes días de mucho ajetreo y un torrente de ideas para que todo esté listo en el desfile de Carnaval.

Las familias del CEIP San Claudio empezaron el 10 de enero a montar un diseño que se empieza a gestar «en la comida de Astorga», último día en el que desfilan en el Carnaval del año anterior.

El Ayuntamiento de León les cede el espacio, en el Mercado de Ganados, y la plataforma donde plantean su creatividad que este año estará vinculada al mundo 'steampunk'. «Es un mundo amplio, industrial, que mezcla máquinas imaginativas con época victoriana».

El diseño contará con tres zonas diferentes: la delantera irá con la «estrella» de la carroza -que no nos permiten revelar-; luego habrá un andén de estación con un tren en el que viajarán los niños de Infantil y de 2 años, que por primera vez han entrado en el colegio, y facilitar así que participen cuidados por un adulto; y la parte trasera mezclará una fábrica con una mina, en homenaje a las cuencas perdidas de la provincia.

El maestro de orquesta es Luis. La idea va surgiendo poco a poco según el diseño propuesto por costura. «Entre todos vamos pensando cosas. Intentamos hacer un boceto, pero esto es un ser vivo y, a medida que avanzamos, se incorporan unas cosas y se desechan otras», explica Arancha Torices.

El trabajo del Ampa San Claudio comienza mucho antes. La parte administrativa, con las inscripciones, pone la mecha que tejen desde costura. En 2025 cumplirán 20 años disfrutando del Carnaval en la calle y todo eso ha sido posible gracias a «las personas que no se ven» y que se encargan de que cada año este colegio destaque en los desfiles de León, La Robla y Astorga. «La carroza llama la atención y la costura menos, pero eso supone patronar, cortar, ir a por telas y complementos, hacer compras y manualidades para 150 personas», detalla Ana Iglesias, otra de las «carroceras».

Y todo lo logran con un presupuesto 'low cost' que se adapte a las subvenciones de la asociación y al poder adquisitivo de cada familia en un centro público. Los trajes son sufragados por cada uno y se intenta que sean «económicos» para que la gente se apunte, en torno a 20 o 25 euros. Para la carroza destinan, según el año, en torno a 400 o 300 euros.

Pero donde no llega el presupuesto, llega la imaginación, la mano de obra y el reciclaje. «En la carroza hay gente que no duerme pensando que falta algo, que algo no está bien; y en costura pasa lo mismo con una falda que si es larga o corta; y a las de administración les explota la cabeza. Todo el mundo tiene retos», aclaran los papás y mamás del San Claudio.

Todas esas horas de trabajo y los quebraderos de cabeza se olvidan en el sábado de Carnaval en el que los niños se suben a la carroza. «Que les guste, la disfruten, saluden a la gente... Me encanta ver la cara de ilusión más que cualquier premio, que también se agradece. Todo esto es por los niños».

Y de ello darán buena cuenta Gael y Gio, que han permanecido de espaldas al montaje y conversando con nosotros durante la elaboración del reportaje. Ellos y el resto de sus compañeros del cole serán los auténticos protagonistas cuando San Claudio lleve todo su arte a las calles de León.