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dani gonzález
Miércoles, 22 de febrero 2017, 19:59
El castro de Peñamortero era una plaza codiciada antes de la llegada de los romanos a Hispania. Los castrones establecieron aquí su asentamiento, al abrigo del monte Teleno y la Sierra de la Culebra, y bañado por los ríos Órbigo, Tera y Eria.
Pero ... la paz duraría poco. Los jurrus, descendientes directos los celtas escandinavos que arribaron en el noroeste peninsular y que habitaban la zona entre La Bañeza y Benavente, deseaban morar aquel rico poblado. Reunidos en torno a una hoguera, el Gran Jurru arengó a sus hombres y fueron a la conquista de Peñamortero.
El vigía se percató y lanzó la voz de alarma: «¡Nos atacan!». Los castrones se prepararon para la batalla y agarraron sus mazos. Vestidos con una camisa y un pantalón de lino, capas de pieles, abarcas, cencerros y piel de zorro en la cabeza, hicieron frente a la invasión jurru.
Enfrente tenían hombres con máscaras de madera, crines de caballo y dientes de jabalí, una camisa larga, un calzón de lino, un fajín rojo, polainas de pieles de animales autóctonos, zapatillas de esparto blancas, esquilas y cencerros a la cintura. Y, lo que más temían, unas tenazas dentadas con doble juego como arma.
El mejor arma, el recuerdo
El conocimiento de las atrocidades cometidas por unos y otros en sus batallas era el mejor arma. Solo su mención atemorizaba a la tribu atacada, ya que ninguna vida era respetada a no ser que sirviera como esclavo al atacante.
Con la llegada de los romanos a Hispania, en el año 218 antes de Cristo, estas luchas cesaron, pero no por ello borraron de su memoria aquellas sanguinarias batallas que se han transmitido de generación en generación y que, siglos después , siguen presentes en localidades como Alija del Infantado, donde se esfuerzan para que esta tradición no desaparezca.
Alija y su Fiesta de Interés Turístico Provincial
Por ello, esta localidad celebra el sábado de Carnaval el 'Antruejo de Alija' o 'Antruejo de los Jurrus y Castrones', una fiesta catalogada de Interés Turístico Provincial. La representación consta de un ataque de los jurrus al castro de Peñamortero, escenificado en el Castillo de Pimentel, cuyas piedras supuestamente proceden del castro de Peñamortero.
En ella, los druidas dan «fuerzas» a los castrones para repeler el ataque. La victoria 'castrona' se confirma cuando el jefe de los Castrones elige a su mejor guerrero para enfrentarse al Gran Jurru, al que derrota y es encerrado en las mazmorras del castillo con sus sicarios.
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