Secciones
Servicios
Destacamos
Ciudadanos bordea la desaparición. Seis años después de su esperanzadora irrupción en la política nacional, el partido liberal se quedó este martes fuera de la Asamblea madrileña. De nada sirvió que Inés Arrimadas se encomendará a su 'número dos' en el Congreso, Edmundo Bal, ... para tratar de asegurarse al menos el 5% de los votos que le permitiera estar en ella. En 54 días, los naranjas han pasado de copresidir el Gobierno autonómico a la irrelevancia total. «Estamos ante un mal resultado no solo para Ciudadanos, sino también para los madrileños y los españoles», aseveró el abogado del Estado, que compareció ante los medios arropado por toda la dirección.
Ciudadanos apenas ha conseguido recoger 129.000 votos, un exiguo 3,5%. Son seis veces menos apoyos que los recabados en el 2019, cuando con casi 630.000 sufragios y un 19,5% de los votos Ciudadanos se convirtió en la tercera fuerza del Parlamento madrileño. De 26 diputados a cero, un batacazo sin paliativos. «No hemos sabido convencer a la gente –reconoció un emocionado Bal–. No hemos sabido transmitir la importancia del centro político», insistió.
El proyecto de Albert Rivera que heredó Arrimadas está hoy día herido de muerte. Desde la debacle del 10-N, Ciudadanos ha entrado en barrena. En aquella cita electoral la formación pasó de 57 a diez diputados. Luego llegaron en julio del año pasado las gallegas –en las que no logró ningún escaño– y las vascas, donde obtuvo dos representantes gracias a la fórmula PP+Cs.
El declive se agudizó con las elecciones catalanas, en los que perdieron de golpe 30 diputados, y se remató con la moción fallida en Murcia, que les dejó fuera de dos gobiernos autonómicos y sumió al partido en la mayor crisis de su corta historia. «Mañana nos vamos a levantar para seguir trabajando en lo mismo», remarcó el candidato naranja, que ya mira a las elecciones autonómicas de 2023. «Allí encontrarán a Ciudadanos otra vez. Se volverá al Gobierno», vaticinó.
El resbalón en Madrid debilita aún más el liderazgo de Arrimadas, que ya sufrió fuertes críticas por el mal papel de Ciudadanos en las elecciones catalanas y por el sainete murciano. Aunque en la cúpula naranja evitaban estos días adelantar que pasaría si los datos no acompañaban, son muchas las voces que opinan que la líder debería dar de una vez por todas el paso de irse. Pero entre los planes de Arrimadas, al menos de momento, no está marcharse. En su entorno defienden que apenas lleva un año en el cargo –trece estuvo Rivera antes de irse– y que en este tiempo, con una pandemia por medio, «no ha habido tiempo de ponerlo en marcha».
Si en algo coinciden todos dentro del partido es que Bal se ha volcado hasta la extenuación en la campaña. De puertas para dentro asumen que lo dañado es la marca de Ciudadanos y que el portavoz adjunto en el Congreso –que no dejó su escaño ante los malos pronósticos demoscópicos– ha desempeñado su papel con solvencia.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.