Que el PP vuelva a gobernar la Comunidad de Madrid no es una novedad, porque lleva haciéndolo ininterrumpidamente desde que Alberto Ruiz Gallardón llegó a la Real Casa de Correos en 1995. Hasta cinco mayorías absolutas han sumado los conservadores en este tiempo. Aun así, ... la eclosión de Isabel Díaz Ayuso tiene una relevancia inédita porque el impacto de su contundente victoria va a trascender la política autonómica. La felicidad que irradiaba anoche Pablo Casado en el balcón de Génova demuestra que el triunfo se interpreta en clave nacional y se va a presentar en los meses venideros como el primer paso de los conservadores para luchar por la presidencia del Gobierno. «Madrid ha hecho una moción de censura democrática al sanchismo», proclamó el líder popular.
Publicidad
De la mano de Ayuso, a quien Casado designó aspirante a la comunidad en 2019 cuando era una absoluta desconocida, el presidente del PP disfrutó ayer de su primera gran victoria política. Cierto que los populares arrasaron en Galicia hace dos años, pero ese mérito es de Feijóo y en Génova lo saben. Así que el presidente se cobró ayer las facturas pendientes, y el remitente fue Sánchez. «Esto es la respuesta a sus pactos con Bildu y los independentistas catalanes», insistió. A su lado la futura presidenta, de rojo, ahondó en la idea: «Hoy empieza un nuevo capítulo en la historia de España».
Ayuso es la artífice del 'subidón' del PP. Anoche reivindicó ese ideario del Madrid que ha creado y prometió mantenerse como ariete contra Moncloa. «Ha ganado la concordia y ha perdido la opulencia y la hipocresía», dijo en alusión a Sánchez. «Tiene los días contados».
Superada la euforia, en el PP se impone ahora un periodo de reflexión, porque la victoria de Ayuso marca un punto de inflexión para la estrategia nacional y pone a prueba el liderazgo de Casado. No hace ni siete meses que el presidente popular anunció un viraje para recuperar la centralidad que ahora puede quedar abortado ante el 'efecto Ayuso' y el tirón de su vehemente discurso.
En la plantas nobles de la calle Génova se habían marcado un doble objetivo para el 4-M. Primero ganar las elecciones madrileñas, por supuesto, algo que se ha logrado con creces recuperando el liderazgo perdido ante el PSOE en 2019 y acercándose a los porcentajes de voto de la época dorada de Esperanza Aguirre. Eso sí, cuando reinaba el bipartidismo. Ayer, había seis partidos en liza. Pero la otra meta era «evitar que el triunfo de Ayuso se vea como una derrota de Casado». Y eso está por ver.
Publicidad
El presidente del PP se está viendo arrastrado por unos acontecimientos que señalan justo el sentido contrario al de la hoja de ruta que anunció en otoño. El «hasta aquí hemos llegado» espetado por Casado a Abascal en la moción de censura corre riesgo de quedar difuminado a las primeras de cambio. Pese a que Ayuso prefiere gobernar en solitario -como todos-, nunca ha renegado abiertamente del apoyo de Vox si le fuera necesario. La apuesta por un discurso más moderado también está en solfa. En marzo, Casado ya unió su futuro al de Ayuso al hacer suyo el lema 'comunismo o libertad' -«ha ganado la libertad», insistió ayer-. Que ninguno de los barones que son emblema de la centralidad haya participado en la campaña también deja claro por dónde ha ido la candidata del PP.
Cuenta un exdirigente popular que la encrucijada para el presidente era evidente hace tiempo. «Si Ayuso perdía, perdía Génova, pero si gana la que sale fortalecida es ella porque se ha cincelado un perfil propio que tiene éxito». Por eso ahora surgen dudas sobre el rumbo que marcará Casado, porque el modelo de la presidenta supone mantener la confrontación con Sánchez.
Publicidad
Las siguientes fechas clave para el PP llegarán tras el verano. Que las elecciones andaluzas pueden adelantarse para aprovechar la ola madrileña no lo niega ni el presidente Moreno Bonilla -«lo que pase tendrá consecuencias», reconoció ya el lunes-. También toca poner día a la convención anunciada por Casado tras el descalabro electoral de Cataluña. En principio está destinada a dar un giro ideológico, pero Madrid puede cambiarlo todo. Y deja a Ayuso acechando el liderazgo orgánico si el partido no carbura.
De momento, la dirección nacional del PP aseguraba ayer que la victoria de Madrid será «el kilómetro cero del cambio en España». Un intento por dar a entender que el 4-M marca el inicio de la reunificación del centro-derecha, el único modo de plantar batalla a Sánchez. Claro que frente a la euforia también hay dentro del partido quien advierte de lo erróneo de extrapolar el 'modelo Ayuso' al resto de España y replicarlo. «Madrid es Madrid. Feijóo tiene mayoría absoluta en Galicia con un estilo contrapuesto», recuerdan. «El aprendizaje debería ser que ganamos cuando tenemos un proyecto definido en vez de estar solo a la contra».
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.