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El resultado de las segundas elecciones generales en poco más de seis meses deja un escenario aún más complicado para la gobernabilidad del país, algo que no favorece a la economía española, y menos en un momento de desaceleración. No puede haber otra repetición más, ... en esto están de acuerdo empresarios y sindicatos, que coinciden también en demandar con la mayor celeridad posible la formación de un nuevo Ejecutivo que dé estabilidad al país y que le permita llevar adelante las reformas que se necesitan tras prácticamente dos años de parálisis política. Pero discrepan en las formas. Así, mientras las organizaciones de los trabajadores tienen claro que ha de tratarse de un Gobierno progresista, desde la patronal dejan entrever –aunque sin decirlo expresamente– su apuesta por un entendimiento entre los dos principales partidos políticos, PP y PSOE, al estilo de Alemania.
Y no hay tiempo que perder. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, lanzó hoy un rotundo mensaje a todas las formaciones: «Hagan los juegos que quieran pero de aquí a un mes hay que montar un gobierno estable para los próximos cuatro años». En declaraciones a TVE, culpó de este bloqueo político a los partidos, «que en vez de ir en línea recta se han metido en una rotonda y están dando vueltas sin lograr salir». Para poner fin a los «días de la marmota», pidió a las formaciones que «dejen las demagogias», antepongan la «responsabilidad y el sentido de Estado» y empiecen a «hablar de lo que nos une y no de lo que nos separa».
Pese a que no quiso poner colores al futuro gobierno, sí habló de «moderación» y «transversalidad», al estilo de lo que ha ocurrido en otros países de Europa, en lo que parece un claro mensaje al PSOE y al PP para que se entiendan, aunque sin precisar si ha de ser a través de una gran coalición –algo que descartan ambos partidos– o mediante la abstención de los populares. «Es el momento de las grandes decisiones, de las grandes responsabilidades y allí veremos cada uno donde está», explicó. A su juicio, España necesita «rigor presupuestario, estabilidad y moderación» para hacer frente a la ralentización, por lo que hace falta «avanzar en las reformas pendientes» pero no a través de los «famosos reales decretos», sino de los proyectos de ley.
Quien sí se mojó más fue el presidente de ATA, Lorenzo Amor, que aseguró que «si era de responsabilidad para el país la abstención del PSOE que facilitaba un gobierno del PP en 2016, también es de responsabilidad una abstención del PP ahora que facilite un gobierno del PSOE».
Por el contrario, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, afirmó que «se abre una segunda oportunidad para el progreso, para solventar los problemas de los ciudadanos», por lo que llamó a «dejar de lado el tacticismo y pensar más en los graves problemas de este país desde el punto de vista social». «Hace falta un programa de progreso que reparta la riqueza y más diálogo en Cataluña», aseguró. En esta misma línea, su homólogo de CC OO, Unai Sordo, pidió que se forme un Gobierno de izquierdas según la correlación de fuerzas que han salido de las urnas, e instó al PSOE y a Unidas Podemos a no repetir «los viejos errores porque estos últimos seis meses han sido un despropósito».
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